Estas ruinas que ves.

Estas ruinas que ves.
Jorge Ibargüengoitia.
Joaquín Mortiz.

Escrita en 1974 y ganadora del Premio Internacional de Novela México al año siguiente, Estas ruinas que ves se encuentra a medio camino entre la nostalgia y la ironía, y representa una sucesión festiva y alegre de anécdotas bajo una atmósfera provinciana. El protagonista y narrador es un hombre que después de vivir mucho tiempo en la capital regresa a su ciudad natal, Cuévano, para hacerse cargo del puesto de profesor de literatura en la universidad. La publicación de Estas ruinas que ves inaugura la Biblioteca Ibargüengoitia, que, prologada por José Manuel Fajardo, permitirá la recuperación de obras hoy inencontrables del escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia, uno de los autores más divertidos, singulares y relevantes de la narrativa hispánica contemporánea.La presente novela «es la cumbre de su narrativa, ese momento de gracia en que un autor es capaz de desarrollar en un texto breve todas sus virtudes. Una revelación. (…) Es Ibargüengoitia en estado puro, cien por cien mordaz, divertido, agridulce y melancólico en el justo grado. (…) Una verdadera joya de escritura, concisa en su forma, hermosa en el espejo de la imaginación del autor y dura como un diamante, capaz de rayar las conciencias bienpensantes y de trasladar al lector a un México inédito que nunca sentirá como ajeno», JOSÉ MANUEL FAJARDO.

A mí me parece una excelente muestra de la capacidad narrativa del autor de Los relámpagos de agosto, que se sirve de su conocimiento de las estructuras dramáticas para crear una ficción en la que desenmascara mucha de la doble moral y de la cultura del simulacro propias de los mexicanos más comunes y corrientes.

Su búsqueda es acertada en más de un sentido: la creación de Cuévano (esa ácida e hilarante parodia de su Guanajuato natal)]; la presencia de personajes sacados de la profunda observación de la realidad, diálogos llenos de un humor corrosivo que nos provocan una carcajada que se va tornando en un rictus de dolor, al descubrirnos en sus personajes y en sus tramas. Porque una de las mayores aportaciones de este escritor a nuestra tradición es precisamente ese tono antisolemne que aparece en todas y cada una de sus textos, desde los periodísticos hasta los literarios.

Qué lástima que desde su trágica muerte las letras mexicanas han carecido de esa picardía inteligente del "gordo", y se halla vuelto a poner demasiado solemne, lo cual no está mal, pero sí resulta medio paradójico. En fin, para todos aquellos que quieren contrinuir en serio a que este país sea un país de lectores, pues les recomiendo que empiecen con esta novela de Jorge Ibargüengoitia o con cualquiera de sus obras: la verdad es que se la van a pasar bien.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Jesús: una historia de iluminación

Trece latas de atún

Piensa diferente, vive diferente