Dormir en tierra.

Dormir en tierra.
José Revueltas.
Por: Salvador García.

Dormir en tierra es un libro lleno de misticismo —ese que obsesionaba al autor— y de una pulcritud formal encomiable. Es un libro en el que la desolación, lo oscuro de la existencia en sí; y por supuesto la muerte están presentes de una manera avasalladora. Donde al autor nos confina a su oscuro mundo poblado de desconsuelo, traición, odio y engaño.

Cada uno de los relatos es un complejo entramado, que forma de manera magistral un pequeño microcosmos, en donde todo transcurre conforme a las leyes que él mismo se va imponiendo; pues ni siquiera el autor parece tener poder alguno sobre uno solo de sus personajes. Es un libro valiente, de un escritor comprometido con el lenguaje, el lector y el mundo de las ideas.

En La palabra sagrada, Revueltas crea un poderoso andamiaje para desvelar lo que todo mundo sabe de una u otra forma: las apariencias engañan hasta al más acucioso observador; y no es sino el inmenso poder de la palabra —que para el autor en realidad es sagrada— el que evidencia que al igual que puede servir para la creación, el conocimiento y el ordenamiento del mundo, también puede servir para devastarlo.

La frontera increíble es —al menos para mí— una suerte de ejercicio metafísico en donde todas las fronteras, desde la física hasta la espiritual son devastadas a través de un relato que exige (como la mayoría del libro) una relectura detenida y reflexiva. En este relato la muerte aparece con toda su carga de dolor y desasosiego que deja siempre en aquellos que le sobreviven al difunto. En este relato es la muerte, sin dudarlo, la única protagonista.

Los hombres en el pantano me parece un texto críptico y hermético, de difícil acceso que reta en todo momento al lector. Un diálogo áspero y sólido, que sólo puede fascinar o hacer que el lector lo deteste.

Noche de Epifanía es mi relato favorito de los ocho que se hallan en este volumen, por varias razones. Esta historia la había leído en la preparatoria y la recordaba vagamente como una historia “sin pies ni cabeza”; que ahora a la distancia me resulta un relato asombroso desde su manufactura hasta las cosas que cuenta y, por supuesto, cómo las cuenta. Creo que es aquí en donde se vuelcan de manera más concreta las obsesiones imperantes en todo el libro: la muerte, la idea de la vida como un transcurrir oscuro y desolador; y una visión apocalíptica con respecto al futuro de la humanidad tras la última guerra nuclear; y un sólido compromiso con la palabra escrita, y sus múltiples lecturas y resonancias. Un relato impecable.

Es En la hermana enemiga en donde Revueltas vuelve a hablar del grado de enfermad preexistente entre dos mujeres. Y cómo ésta puede actuar de manera diversa en extractos concientes, pero sobre todo inconscientes, de las personas. Es un relato lleno de un terror inenarrable que captura y desconcierta por su poderosa carga mística implícita. Un cuento con un final no menos trágico que todos los anteriores.

El lenguaje de nadie, es después de Noche de Epifanía, mi segundo relato favorito. Pues habla del destino de una persona condenada a ser desgraciada y pobre, quizá desde mucho antes de su nacimiento, que por más que hace no puede librarse de la zozobra del mismo. Un historia cargada de mitos arcaicos y, para no variar, misticismo. Una lucha perdida de antemano —por su protagonista—, que bien vale la pena llevarse a cabo, si a cambio se obtiene un poco de dignidad.

Lo que sólo uno escucha, es el relato más breve de todo el libro y habla de los últimos minutos de vida de un músico de cantina, que a pesar de su humilde condición, busca en todo momento la bellaza estética sólo asequible a través de una buena ejecución de su instrumento, el violín. Poco antes de morir logra la mejor y más perfecta de sus ejecuciones, pero irónicamente no hay nadie más, salvo él, que escucha esta música perfecta dentro de su propio delirio de agonía.

Finalmente, Dormir en tierra, el cuento que da nombre al libro, es prácticamente una nouvelle, en donde Revueltas hace gala de sus mejores herramientas narrativas, para contar una historia llena de paradojas, contrastes y críticas a los estándares sociales de lo que implica ser un verdadero hijo de puta.

En resumen, me parece un libro bastante redondo y complejo que no admite una sola leída, sino que obliga al lector a releerlo, y ese me parece que es el gran mérito de todo el conjunto. Estamos ante un autor sumamente comprometido con el lenguaje, que tiene una cantidad de cosas importantísimas que decir. Y que además no deja de lado nunca sus obsesiones místicas, oscuras e incluso sus ideas políticas.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Jesús: una historia de iluminación

Trece latas de atún

Piensa diferente, vive diferente