Tartufo


Tartufo 
Moliere
Aguilar

Este libro forma parte de la biblioteca de pequeños Crisolines que mi suegro le heredó a mi esposa. Por esa sencilla razón tiene un valor especial para nosotros. Para los que no sepan lo que es un Crisol o un Crisolín, quiero comentarles que es una serie de libros de bolsillo que la editorial AGUILAR, con sede en Madrid, editó a mitad del siglo XX, en bellísimas ediciones encuadernadas en cuero, con papel cebolla (el que se usa normalmente con las Biblias). Por eso es que mucha gente cuando te ve leer un Crisol o un Crisolin, piensa que eres clérigo. En México, en las librerías de viejo cada uno de estos ejemplares cuesta unos $250 pesos. Mi suegro le dejó a mi mujer 20 de estos libritos. Entre los que se cuentan títulos como La cuidad y las sierras de José María Eça de Queiroz, el maravilloso escritor portugués, o El Paraíso perdido de John Milton. 

Pero en esta ocasión quiero hablar del libro de Moliere titulado Tres comedias. La primera de ellas es la de Tartufo o el impostor. Comedia en cinco actos. 

La trama

Orgón es un personaje bastante importante que ha caído bajo la mala influencia de Tartufo (Tartuffe es el nombre dado a a trufa u hongo escondido bajo la tierra), un hipócrita, que además es bastante torpe. De hecho, los únicos que no se han dado cuenta de la naturaleza de éste impostor son Orgón y su madre. El mediocre y ladino Tartufo exagera la devoción y ha llegado a ser el consejero del noble Orgón. Este malhechor trata de casarse con la hija de su benefactor; al tiempo que trata de seducir a su segunda esposa, Elmira, mucho más joven que Orgón. Una vez desenmascarado por un ardid de Elmira, en donde Orgón escucha sus impropias propuestas de amor debajo de la mesa; Tartufo trata de aprovecharse de unas donaciones (firmadas por Orgón) para quedarse con la casa de éste. Va incluso ante el rey, pero éste, recordando los antiguos servicios que Orgón le prestó, anula dichos papeles y detienen a Tartufo. 

Esta célebre obra de Moliere resultó incómoda en su época, al grado tal que fue censurada e incluso prohibida por un tiempo. No fue hasta que el rey Luis XVI autorizó presentar la obra en febrero de 1669. Desde entonces la obra fue tan importante en su carrera, que hasta el día de su muerte recibió regalías por las presentaciones que se hacían de la popular comedia, que retrata como pocas el alma cobarde y despiadada de los hipócritas, siendo desde entonces el personaje de Tartufo el símbolo del hipócrita por excelencia. 

Comentarios

Hace poco tuve la oportunidad de ver esta obra representada; he de admitir que estaba un poco sobreactuada, y el papel de la hija y su pretendiente habían sido un tanto imbecilizados... Pero, e conjunto, tengo que repetir: ¡¡no me gustan las comedias de índole plautina!!

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