La revelación de Lan Kuei


Reflectii
Originally uploaded by myrtepeert
La revelación de Lan Kuei.
Elsa Rodríguez Brondo.
Ediciones del lirio/ UAM Azcapotzalco/ VERDEHALAGO.
2000.

Pequeña plaquette de poesía que muestra un mundo visto por los ojos de diferentes mujeres. Un mundo cotidiano impregnado de poesía y evocación femenina. La evocación de estas mujeres, la atmósfera suave, sin protestas, con espíritu de fatalidad, oriental, mexicano y femenino, es constante, al ritmo de la musicalidad, como profunda significación, tanto en las tareas cotidianas: "y yo me dejo llevar estar tarde por el son de las hojas de té hasta dejar muy lejos las estaciones", "ayer tenía miedo de ser devorada, de no encontrar el camino, y una mujer de finas trenzas me recordó la sonrisa de mi madre y me guardó con ella", como en la muerte de la amada, cuyo cadáver embalsamado todavía tiene en los lagrimales "el líquido salobre" de la separación. Al lector le revela un mundo bello y abstraco (un mundo que sólo la poesía puede captar) que de tan cotidiano se ha ido difuminando.

El señor Shan Sei

Shan Sei miró con desprecio a los eunucos que mendigaban a la puerta del fumador de opio. Sus finas voces, exiliadas de la ciudad nocturna, producían un picoteo doloroso en el pecho de Shan Sei.

Al descorrer el velo del umbral interior del salón de fumadores, se podía observar la miseria humana mamando sueños a través de largos pitillos. Shan Sei reclinó en el camastro sus horas de trabajo, el hollín que pintaba su casa, los olores pestilentes de su barrio, para dejar entrar a los dragones.


Este poemario, manantial de poesía lírica, salta del verso tradicional no hacia el párrafo en prosa poética, sino a un nuevo ritmo en la que la cadencia y la respiración se unen con la fluidez inusitada para otorgar a cada palabra su aura de misterio, de música y significación a la vez. Y en cuanto a la significación, las mujeres forman un coro murmurante en el fondo de todo el poemario, ante la grandeza del mar, la evocación de amores, deseos, uniones y desuniones siempre fluyentes, siempre con dinamismo, como las corrientes de la inundación o de la vida.

Mi tía era casi un Tai Pei.

Mi tía Tzu nunca superó sus manías. Sus palmadas en la testa de cuanto invitado asistía a sus ceremonias, se fueron convirtiendo en el tormento de parientes y amigos. Con la edad, mi tía no acumuló sabiduría sino una fuerza descomunal en el brazo. Pequela como era, no atinaba a alcanzar las frutas consagradas a la estatura mediana.

Su mundo de metro y medio intentaba poner orden, a través sus violentas palmadas, al descomunal desparpajo de las alturas. Nadie perdió un sólo centímetro; ni siquiera los más pequeños de sus sobrinos escapamos al hecho antinatural de rebasarla. Y a pesar de sus esfuerzos por diseñar un espacio a su medida, con la vejez perdió estatura hasta que un día nos fue imposible encontrarla en los rincones de su habitación.


Pocos poemarios podrían comparársele en originalidad, en la conservación de esa unidad en cada uno de los poemas y en su conjunto. Es y no es la vida china, es y no es la vida real, es la vida real pero elevada al sueño, a la evocación, a la milagrosa síntesis de la poesía.

La esposa tibetana.

Soy feliz con mi marido Hamura y con mi esposo Yunaca. Uno me dio fruto para aliviar la premura de mis senos, el otro me robó de mi cárcel antigua, me ama y sufre. A su hermano Haini no puedo entregarme porque su rostro marcado dará a luz a nuestro templo y aunque por las noche comparte la leche de su sobrino, acariciando mi cuerpo, pertenece a los dioses.

Las lunas que correspondo a Yunaca roban los rostros y las horas. Vacía mis senos con una dulce venganza y me posee hasta arrancar a Hamura de mi sexo. De su amor sacrílego me refugio en los brazos de Haini, el sacerdote. Hamura acaricia a su hijo y me observa satisfecho.

No le temo al tiempo, vendrán los frutos de mis maridos y cuando los tres hermanos se hagan viejos habrá un hueco para abrigar mi avidez hasta que muera.

Elsa Rodríguez Brondo tiene la maestría de Literatura Iberoamericana por la UNAM, nació en la ciudad de México. Como reseñista ha publicado en diversos suplementos culturales y revistas.

Comentarios

Angie Sandino dijo…
No se si te lo he comentado, pero no es un gran secreto... a mi me fascina la poesia y tengo un blog bajo el pseudónimo de Astrid donde escribo mis intentos...
te dejo el link a ver si me lo lees y me dices tu opinión...(aclaro que soy poeta pobre y empírica)

http://extremapatia.blogspot.com

besos y feliz finde!!!
Muy interesante lo que rescatas de la poesía, un género que es visto como menor, o peor, como incomprensible.
Me llama la atención lo que seleccionaste, pues la sensibilidad y delicadeza de lo que evoca el orientes se observa. Me agradó la forma en que la autora va bordando pequeñas estampas donde no veo lugar al reclamo o a la injusticia de la circunstancias, más bien es una descripción sutil de lo cómo se puede ser más feliz entre el sentimiento y la sensación, al menos es lo que me pareció.
wowoww me gusto mi link¡¡esta cool¡¡¡¡¡¡
oye me gusta tu nueva pic¡¡¡
niño ya no me has visitado¡¡¡¡¡mi blog te extraña¡¡
se me antojo ese libro¡¡¡¡ tengo uno similar luego te paso el nombre¡¡¡¡¡
cool weekend
besitos maquiavelicos
Hola Salvador. No he leído la entrada. Sólo entré (por ahora) a decirte que la foto está padrísima.

Yo tengo un estudio de los ojos de todas mis sobrinas y de mi hija. A ver cuándo subo las fotos a mi Flickr, para que las veas.

Salu2. Seguimos.

Entradas más populares de este blog

Jesús: una historia de iluminación

Trece latas de atún

Sintaxis del vampiro