La ciudad vampiro


La ciudad vampiro.
Paul Féval.
Valdemar.


Paul Féval autor francés de folletines y novelas de aventuras de gran éxito en la segunda mitad del siglo XIV, como Los misterios de Londres o El caballero de Lagardère escribe hacia 1873 la primera novela posmoderna de terror: La ciudad vampiro.

Féval hace suyos la deconstrucción cómplice del género, básicamente autoparódica, pero a la vez perfectamente eficaz en cuanto su capacidad para evocar lo fantástico y lo terrorífico estableciendo un juego entre el lector y la obra, en el que la eficacia de la historia depende de que quien la lea esté familiarizado con los tópicos y arquetipos propios del género de terror.

La obra es una parodia divertida acerca del mito del vampiro, que lo caricaturiza en busca de hacerlo más "humano": si es que esto es posible.

Considerada por la crítica especializada como una obra maestra del humor negro, parecida a los cuentos surreales de Apollinaire o las delirantes, pero simpáticas películas de Pierre Jeunet o Marc Caro (Delicatessen, Amèlie); y a pesar de su tono paródico funciona a la vez como novela de horrores grotescos y estrambóticos, como una pesadilla surrealista y gozosamente absurda.

En La ciudad vampiro una de las autoras más célebres del género gótico de vampiros en el siglo XIV, Ann Radcliffe, es la protagonista de esta disparata historia, que te dará una visión hilarante del mundo de los vampiros, y de los humanos que se atreven a lidiar con semejantes criaturas.

Hay también en la obra —a manera de venganza nacionalista— una sangrienta y afilada sátira del orgullo británico, con su inclinación al autobombo y al menosprecio del resto de la humanidad.

Aquí trascribo uno de mis párrafos favoritos de la novela:

❝Cada vampiro es en sí mismo un grupo, representado generalmente por una forma concreta, pero que tiene además un número indefinido de posibles nuevas manifestaciones. El célebre vampiro de Gran, que aterró a los habitantes que viven entre las riveras del Danubio y la Ciudad de Ofen, en el siglo XIV, se aparecía como hombre, mujer, niño, cuervo, caballo y pez. La historia de Hungría así lo constata. La señora Brady era una mujer vampiro de Szegedin, que también podía adoptar las formas de gallo, militar, abogado, y serpiente.

Comentarios

Marilui dijo…
Si yo fuera vampiro... me gustaría adoptar -entre otras- las formas de gusano, perro, ventana y burócrata.
Ah! Ya lo quiero leer, nada más déjame termino "Los elixires del diablo."
Besitos.
Angie Sandino dijo…
alvatore, yo no podria leer este libro, ni aunque en el se decifrara la llave de la felicidad, soy miedosicima y entre los que me inspiran miedo, le tengo particular pánico a los vampiros... de chiquita padecia con "el santo contra las mujeres vampiro" imaginate...!!!

besos a millón!
Angie Sandino dijo…
I mean, Salvatore... :)
Hola: Lo que sea sátira, lo que sea una burla de la formas "serias" me llama mucho la atención. Una pregunta: ¿se trataría de la génesis o de un subgénero de la literatura gótica?, o si tienes alguna sugerencia de esta literatura la tomaré con agrado, pues tengo curisidad, pero deseo que un conocedor me oriente. Sobre las trasformaciones, tal vez pantera, dragón y trébol de cuatro hojas me gustaría. Saludos.
Max dijo…
El mito del vampirismo me ha fascinado siempre.
Toda una novedad para mí tratar este tema desde el humor.
Pinta muy atractivo.
Anónimo dijo…
Curioso el caso de la vampira que podía asumir la forma de un abogado o un militar, yo pensé que había abogados o militares que podían asumir la forma de los vampiros, aunque en realidad hay que ser justos, todo oficio, profesión o vocación presenta la posibilidad de hacer el bien o de chupar sangre ajena.
Anónimo dijo…
je je si yo fuera vampiro

Entradas más populares de este blog

Jesús: una historia de iluminación

Trece latas de atún

Sintaxis del vampiro