Simplifica tus ejercicios físicos y obtén mejores resultados

Simplifica tus ejercicios físicos 
Cómo mantenerse en forma sin esfuerzo y en cualquier momento y lugar 
Porter Shimer
Joan Carles Guix (Traducción)
Colección el árbol de la vida 
ONTRO 
Barcelona, 1999

 “Cuando cambiamos la manera en que vemos las cosas; las cosas que vemos cambian”. Wayne W. Dyer. 
Este librito es una verdadera joya que derriba por completo aquel viejo mito de que sólo el ejercicio que nos cuesta mucho esfuerzo y sufrimiento es válido. Porter Shimer hace una elegante disquisición en torno a los problemas que han llevado al hombre contemporáneo ha renunciar a la actividad física constante y ha ganar cinco kilos en promedio por generación.

Uno de los argumentos de Shimer -digno de ser considerado por todos- es que nos han educado bajo la falsa idea de que el ejercicio es algo en los que debemos invertir mucho tiempo, esfuerzo y dinero.

Otra de las cuestiones importantes es que mucha gente depende tanto de la tecnología, que es incapaz de cambiar el canal del televisor sin un telemano, o de ir a la tienda de la esquina sin el coche.


Pero la más importante - y con la que estoy completamente de acuerdo con él- es que no hemos tomado en cuenta que nuestro cuerpo requiere gastar la energía en algo o de lo contrario se traducirá en esos “kilos de más” que pueden darle una buena pata en el trasero a nuestro ego y causarnos un sin fin de inconvenientes, sobre todo los relacionados con nuestra salud.

Para Shimer la cosa se resuelve de la siguiente forma: hay tres tipos de ejercicios que deberíamos hacer diario: los cardiovasculares (correr, bicicleta, subir escaleras o simplemente caminar), encargados de quemar calorías. Los de resistencia y fuerza (levantamiento de pesas o halteras) encargados de tonificar y fortalecer nuestros músculos -los mejores órganos quemadores de calorías que posee nuestro cuerpo-; y finalmente los de estiramiento que reducen considerablemente la posibilidad de lesionarnos en los otros dos, y mantiene a raya al estrés, el famoso mal del posmodernismo.



Shimer dice que lo recomendable es hacerlos 30 minutos diarios, y nos regala un apéndice, con ejercicios sencillos, divertidos y creativos que cualquiera puede implementar en cualquier espacio, por mínimo que éste sea. Los 30 minutos no tienen que ser continuos -aquí está la clave- uno puede hacer unos minutos de uno de los tres grupos de ejercicios en la mañana, otro a media tarde y los últimos al finalizar la jornada.

La verdad es que he aprendido horrores en este libro. Y me encanta la sencillez del enfoque y los creativos ejercicios que propone me parecen de lo más agradable. Los pondré en práctica y después les comunico cómo me ha ido.

Quiero decir que sólo por el capítulo diez que se titula “Y si falla todo lo demás, ¡camine!”, este libro es valioso. Ahí puede constatar cada uno de las beneficios que menciona en la persona de mi padre, quien el próximo mes cumple la friolera de 82 años, y desde que recuerdo siempre ha sido un gran caminador de la Ciudad de México, principalmente de su Centro Histórico, y puedo decir con documentos médicos que así lo avalan, que el hombre se encuentra en una condición física envidiable.



En resumen, puedo decir que me gustó el libro por la interesante visión del autor acerca del ejercicio, tan determinante en nuestra calidad de vida, y lo equilibrado que es en cuanto a los consejos y los tres grupos de ejercicios que recomienda. Lo sugiero ampliamente para todo aquel que quiera cambiar del modo stand by en el que nos mantiene la tecnología; y quiera pasar al modo activo-creativo, que nos lleva a una vida mejor y con mayor calidad.


Y aquí les dejo la Introducción completa de esta joyita que me encontré en ese gran elefante blanco que es la Biblioteca Vasconcelos, por si mi reseña nos les ha resultado del todo motivadora para conseguir, leer, asimilar lo que en él se plantea; pero sobre todo para ponerlo en práctica. Porque como bien dice el autor, es mejor hacer un poco ejercicio al día, a no hacer nada. Me parece que ahora mejor que nunca puede aplicarse la célebre frase: las mejores cosas de la vida siempre se presentan de manera sencilla. 

“En nuestra sociedad todo está orientado al progreso; sin él no existirían los antibióticos, el correo electrónico o los congelados. Pero, curiosamente, en el área del fitness parece como si el progreso se hubiera concentrado única y exclusivamente en las piernas. Después de todo, ¿no hubo un tiempo en el que el hombre se valía tanto de los brazos como de las piernas y, por tanto, ambas extremidades debían estar igualmente en forma?

Hoy en día, da la impresión de que es imposible hacer ejercicio sin máquinas de abdominales, cintas continuas, para andar y correr, aparatos para subir escaleras y, desde luego, videos. En estas circunstancias, siempre es útil tener unos buenos conocimientos que nos ayuden a computar nuestros índices cardíacos objetivo. ¿Pertenece realmente a la esfera del fitness el resultado de esta abrumadora incursión en la ciencia, y en más de un comercio especializado?

Conéctese a un monitor de ritmo cardíaco. Los estudios demuestran que nuestro estado de forma actual ha empeorado considerablemente respecto al de hace cuarenta años, cuando frecuentábamos la taberna en lugar del gimnasio y nos atiborrábamos de bocadillos de salchichas sin el menor sentimiento de culpabilidad. ¡De acuerdo!, nuestro sufrimiento se ha visto “recompensado”: ¡hemos ganado cinco kilos de peso por término medio! ¡Sensacional!


En realidad, nuestro tan cacareado boom del fitness ha sido un auténtico descalabro. Hemos sido víctimas de nuestras propias ruedas de molino, permitiendo que la tecnología complicara excesivamente nuestros esfuerzos por mantenernos en buena forma física y en un buen estado de salud. Y si no está convencido, eche un vistazo al garage o debajo de la cama. ¿Acaso no está más cubierta de polvo que de sudor su colección de dispositivos de fitness de alta tecnología? ¿No es posible que tenga una o dos cintas de video de ejercicios prácticos guardadas en cualquier estantería y que no ha visto más que una vez? ¿Y por casualidad no será socio de un centro de fitness de vanguardia que, a decir verdad, ha reducido más su saldo bancario que sus caderas o muslos?

Si es que igual que, aproximadamente, dos tercios de la población, la respuesta será afirmativa. Nos hemos dejado arrullar por un falso sentimiento de seguridad confiando nuestro ejercicio físico a las innovaciones de la tecnología, y creyendo que, por el mero hecho de haber comprado el equipo, ya hemos andado un trecho del camino. Debemos regresar al PROCESO del fitness, un proceso que nuestra propia fascinación por los “asombrosos” productos mecánicos actuales ha oscurecido en gran medida. ¿Significa que debemos optar por uno cualquiera de los innumerables modelos que combinan las máquinas de remo, las bicicletas estáticas y los monitores de ritmo cardíaco y que actualmente pueblan el planeta?



Por supuesto que no. Lo que proponemos es un enfoque más sencillo y, en consecuencia, MÁS FÁCIL, del ejercicio. En las páginas siguientes aprenderá a introducir el fitness a su vida de una forma mucho más natural, más espontánea, más práctica y, por tanto, más AGRADABLE que antes. Aprenderá a hacer ejercicio de un modo segmentado y no en sesiones ininterrumpidas de treinta o cuarenta minutos. Aprenderá a hacer ejercicio en cualquier lugar y momento, incluso viajando, haciendo las tareas domésticas o sentado en el despacho. Y lo más importante: aprenderá a “divulgar la salud” en el hogar, implicando a todos los miembros de su familia en sus objetivos de fitness.

Así pues, siéntese, póngase cómodo y prepárese a disfrutar de un nuevo enfoque de fitness, uno que lo mantendrá en forma sin complicaciones; “pan comido” para usted, por así decirlo. Ya tenemos demasiados problemas y demasiadas dificultades en nuestras vidas. Procuremos que el ejercicio no añada más”.

                                                                   PORTER SHIMER


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