Una vida plena

Una vida plena
Elizabeth Kübler Ross
Amelia Brito (Traducción)
Vergara
2004


"Todos hemos nacido para el amor. Es el principio de la existencia y su único fin"
Benjamin Disraeli 



El año está por terminar. Y para mí ha sido un año muy intenso, lleno de amor. Quizá por eso, he leído mucho menos que otros años, pero con mucha más profusión e intensidad; eso sí. También en honor a la verdad, me he topado con un par de libros que son kilométricos, que me han consumido gran parte del año y sigo sin terminarlos. 

Hoy, después de casi dos meses, regresé a uno de mis recintos favoritos en la Ciudad de México, la Biblioteca José Vasconcelos, y mi pequeño hijo, Juan Salvador, quien también ama los libros, me escogió este que terminé en un día. Tenía tiempo que no me daba el lujo de concluir, como hacía el maestro Alejandro Aura, un libro en un día. La experiencia, además de placentera, me resultó altamente emotiva y educativa. 

Los que conocen la trayectoria de la doctora suiza, radicada en Estados Unidos desde 1958, quien entregó su vida, obra y trabajo a los moribundos, ayudándoles a "bien morir". Puedo decir, que fue una de las pioneras en lo que hoy conocemos como la Tanatología. Para Kübler Ross, la muerte, era una experiencia más en la vida, pero no debía ser temida, ni vista como algo malo, sino como una parte más del proceso de vivir en sí. 



Este pequeño compendio de su pensamiento y obra, que abarca más de 20 libros, todos referidos al tema de la muerte, me parece una bella introducción, para aquellos que como yo, hemos oído hablar de su trabajo, pero nunca hemos tenido la oportunidad (en mi caso, hasta ahora) de leerla. La verdad es que me resultó muy emotivo y hermoso, la manera en que Kübler Ross ve la concatenación entre la vida y la muerte. Y nos dice tajantemente que: "la muerte es sólo una transición de esta vida a otra existencia en la cual ya no hay dolor ni angustias. 

"Morir no es algo que haya que temer. Puede ser la experiencia más maravillosa de la vida. Todo depende de cómo hemos vivido. 

"No hay que tener miedo. No hay ningún motivo para tenerlo si recordamos que la muerte no existe.
En lugar de tener miedo, conozcámonos mejor a nosotros mismos y consideremos la vida un desafío, en el cual, la decisiones más difíciles son las que más nos exigen, las que nos harán actuar con rectitud y nos aportarán las fuerzas y el conocimiento de Él, el Ser Supremo. 

"Los extraordinarios hallazgos que me proporcionó mi trabajo me condujeron a la conclusión de que la muerte no existe, en el sentido de su definición tradicional. 

"Cualquier definición nueva, debe trascender la muerte del cuerpo físico. Debe tomar en cuenta las pruebas de que el hombre posee también alma y espíritu, un motivo superior para vivir, una poesía, algo más que la mera existencia física, algo que continúa". 

"La mayor felicidad consiste en ayudar a los demás". 

"Es importante que hagamos solamente aquello que nos gusta hacer"

"Todo es soportable cuando hay amor. 
Lo único que vive eternamente es el amor. La lección más difícil de aprender es el amor incondicional. Mi deseo es que trates de dar más amor a más personas. 

"En realidad, nunca he conocido a nadie cuya mayor necesidad no sea el amor, el verdadero amor incondicional. 

"Éste se puede encontrar en el matrimonio o en un simple acto de amabilidad hacia alguien que necesita ayuda. 

"No hay forma de confundir el amor, se siente en el corazón. 

"Es la fibra común de la vida, la llama que nos calienta el alma, que otorga energía a nuestro espíritu y pasión a nuestra vida

"Es nuestra conexión con Dios y con lo demás". 



Está demás seguir poniendo esta suerte de preceptos; material del que está conformado este hermoso libro en gran formato, ilustrado y en pasta dura. La verdad que es un compendio del pensamiento, de esta mujer, que durante medio siglo luchó por reconciliar a los occidentales con la muerte, y al hacerlo descubrió que de lo que realmente se trataba era de la vida. Así, tanto desde el plano intelectual como práctico, esta incansable investigadora y sanadora de cuerpos y almas nos enseñó que la vida tiene una finalidad y también un fin, y que debemos vivir plenamente cada día, incluso el último, cubiertos por el manto del amor y nuestro firme propósito de ayudar a los demás a ser más felices; porque quien ha tenido una buena vida, seguramente tendrá una buena muerte. 





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