Lo que crees, creas
Como el hombre piensa: es.
“Lo que crees, creas”
·
Nuestros pensamientos pueden ser luminosos y
felices.
·
El carácter de una persona, es la suma de todos sus
pensamientos.
·
Los pensamientos son como semillas que irán
provocando actos, tanto espontáneos como premeditados.
·
Las acciones son brotes de nuestros pensamientos,
en la alegoría de las semillas.
Si sembramos pensamientos negativos,
obtendremos tristezas; si sembramos pensamientos correctos, alegrías. Nosotros
podemos decidir que queremos, frutos dulces o amargos. Pensamientos elevados,
dan resultados prósperos. Por tanto, hay que albergar sólo pensamientos
correctos, pensamientos admirables.
El hombre es el amo del pensamiento, forjador del carácter, creador y
modelador de condiciones, entorno y destino.
Como un Ser de Inteligencia, Poder y Amor, y señor de sus propios
pensamientos, el hombre posee la llave de cada situación, y lleva consigo la
agencia de transformación y regeneración por la cual hace de sí mismo lo que
quiere.
Hay que ir enlazando causa y efecto
con práctica e investigación pacientes, y utilizando cada experiencia, aun la
más trivial, cada hecho cotidiano, como medios para obtener el conocimiento de
sí mismo, que es Entendimiento, Sabiduría y Poder. Sólo con paciencia,
práctica, y persistencia incesante
puede un hombre entrar al Templo del Conocimiento.
El hombre ha de atender el jardín de
su mente, limpiándola de pensamientos dañinos, inútiles e impuros, y cultivando
hasta la perfección las flores y frutos de pensamientos correctos, útiles y
puros. Sólo siguiendo este proceso el hombre tarde o temprano descubre que él
es el jardinero maestro de su espíritu: director de su vida.
Cada hombre está donde está por la
Ley de su Propio Ser
Los pensamientos que ha construido en
su carácter lo han llevado allí, y en la disposición de su vida no hay elemento
azaroso, sino el resultado de una ley que no puede fallar. Esto es cierto tanto
para aquellos que se sienten descontentos con su entorno; como para aquellos
que están satisfechos con él.
Como ser de evolución y progreso, el
hombre está en un punto en el que debe aprender que ha de crecer; y mientras
aprende la lección espiritual que cada circunstancia le ofrece, ésta termina y
da lugar a otras circunstancias.
• El hombre es abofeteado por las circunstancias mientras se piense a sí
mismo como un ser creado por las condiciones exteriores, pero cuando se da
cuenta de que es un poder creativo,
y que puede manejar las tierras y semillas de su ser de las que las
circunstancias nacen, se convierte en el dueño y señor de sí mismo.
• El hombre que por algún tiempo ha practicado el auto-control y la auto
purificación sabe que las circunstancias nacen de los pensamientos, porque ha
notado que las alteración de sus circunstancias ha estado en exacta relación
con la alteración de su estado mental. De este modo, es verdad que cuando un
hombre tenazmente se dedica a subsanar los defectos de su carácter, y realiza
un progreso rápido y marcado pasa rápidamente por una sucesión de cambios
repentinos.
Buenos pensamientos producen buenos
frutos; malos pensamientos malos frutos
Cada semilla de pensamiento sembrado,
dejado caer en la mente, echa raíces, se reproduce a sí misma, floreciendo
tarde o temprano en acciones, produciendo sus propios frutos de oportunidad y
circunstancias.
El entorno de las circunstancias toma
forma en el mundo interno de los pensamientos, y todas las condiciones
externas, agradables y desagradables, son factores que finalmente existen para
el bien del individuo, el hombre aprende
tanto sufriendo como disfrutando.
Siguiendo los más íntimos deseos,
aspiraciones, pensamientos, por los cuales se deja dominar (persiguiendo
visiones engañosas de impura imaginación; o caminando con pie firme el camino
de elevadas aspiraciones), el hombre finalmente recibe por completo los frutos
de estos en el entorno de su vida. Las leyes del crecimiento y adaptación se
cumplen en todo lugar.
Los hombres no atraen aquello que
quieren, sino aquello que son
Sus antojos, caprichos, y ambiciones
se frustran a cada paso, pero sus más íntimos pensamientos y deseos se
alimentan de sí mismos, sean estos sucios o limpios.
La “divinidad que nos da forma” está
dentro de nosotros mismos; somos Nosotros Mismos. El hombre está maniatado y
manipulado sólo por sí mismo. El pensamiento y la acción son los carceleros del
destino – ellos nos apresan, si son bajos; ellos son también ángeles de
Libertad – nos liberan, si son nobles.
No consigue el hombre aquello que
desea y por lo que ora, sino aquello que
con justicia se gana. Sus deseos y plegarias solo son gratificados y
atendidos cuando armonizan con sus pensamientos y acciones.
• Buenos pensamientos y acciones jamás pueden producir malos resultados;
malos pensamientos y acciones no pueden jamás producir buenos resultados.
El sufrimiento es siempre el efecto
de los pensamientos equivocados en alguna dirección. Es indicador de que el
individuo está fuera de armonía consigo mismo, con la Ley de su Ser. Un hombre sólo empieza a ser hombre cuando
deja de lamentarse y maldecir, y comienza a buscar la justicia oculta que
gobierna su vida. Y al adaptar su mente a este factor gobernante, cesa de
acusar a otros como la causa de su situación, y se forja a sí mismo con
pensamientos nobles y fuertes; deja de patalear contra las circunstancias, y
empieza a utilizarlas como ayuda para progresar más rápido, y como un medio
para descubrir el poder y las posibilidades ocultas dentro de sí.
• Ley, y no confusión, Orden y no Caos, son el principio dominante del Universo;
justicia, no injusticia, es el espíritu y sustancia de la vida; rectitud, y no
corrupción, es la fuerza moldeadora y motivadora que gobierna el espíritu del
mundo.
Siendo esto así, el hombre no tiene
opción más que descubrir que el Universo funciona correctamente, y al
rectificarse, encontrara que mientras cambia sus pensamientos respecto a las
situaciones y la gente, las situaciones y la gente cambiaran respecto a él.
• La prueba de esta verdad está en cada persona, y por ello puede
verificarse fácilmente mediante una introspección y auto-análisis sistemáticos.
Cambie un hombre radicalmente sus pensamientos, y se asombrará de la rápida
transformación que operará en las condiciones materiales de su vida.
El hombre imagina que puede mantener en secreto sus pensamientos, pero
no puede; rápidamente estos se cristalizan en hábitos, y los hábitos toman
forma de circunstancias. La persistencia en una sucesión dada de
pensamientos, sean estos buenos o malos, no falla en producir resultados en el
carácter y las circunstancias.
Un hombre no puede escoger
directamente sus circunstancias, pero puede escoger sus pensamientos, y de ese
modo, indirectamente, pero con certeza, dar forma a sus circunstancias. La
naturaleza se encarga de ayudar a todos los hombres en la satisfacción de los
pensamientos que lo dominan, y le presenta las oportunidades que hagan realidad
de la manera más rápida tanto sus pensamientos constructivos como destructivos.
EFECTO DEL PENSAMIENTO EN LA SALUD
DEL CUERPO
El cuerpo es el siervo de la mente,
obedece a las operaciones de la mente, sean estos deliberados o automáticos. Siguiendo pensamientos indebidos el cuerpo
rápidamente se hunde en la enfermedad y el decaimiento; siguiendo pensamientos
virtuosos se viste de juventud y belleza.
La salud y la enfermedad, al igual
que las circunstancias, tienen su raíz en los pensamientos, pensamientos
enfermizos se expresan a través de un cuerpo enfermo. La gente que vive con
temor a las enfermedades es la gente que las contrae. La ansiedad rápidamente
debilita el cuerpo, y lo deja expuesto a la enfermedad; los pensamientos
impuros, aunque no tengan un origen físico, pronto destruirán el sistema
nervioso.
Pensamientos energéticos, de pureza y
dicha producen en el cuerpo vigor y gracia. El cuerpo es un instrumento muy
delicado y plástico, que responde rápidamente a los pensamientos que lo
dominan, y los hábitos de pensamiento
producirán sus efectos sobre él, sean estos buenos o malos.
El pensamiento es la fuente de toda acción, de la vida y su
manifestación; construye una fuente que sea limpia y todo será puro.
• Si deseas
perfeccionar tu cuerpo, sé celoso con tu mente.
• Si quieres
renovar tu cuerpo, embellece tu mente.
PENSAMIENTOS Y PROPÓSITO
Hasta que el
pensamiento no esté acompañado de un propósito no habrá logro inteligente
alguno.
La mayoría permite
que sus pensamientos naveguen sin rumbo y a la deriva por el océano de la vida.
Quien no tiene un propósito central
en su vida cae presa fácil de preocupaciones banales, miedos, problemas, y
auto-compasión, y así se dirige, tan seguro como si lo buscara con intención
(aunque por un camino distinto), al fracaso, la infelicidad, la pérdida de lo
querido, porque la debilidad no puede perdurar en un Universo de poder.
El hombre debe concebir un propósito legítimo en su corazón, y luchar
por alcanzarlo. Debe hacer de este propósito el centro de sus pensamientos. Puede tomar forma
de un ideal espiritual, o puede ser un objeto terrenal, de acuerdo con su
naturaleza y los tiempos; pero cualquiera sea, debe firmemente enfocar la
fuerza de sus pensamientos hacia el objetivo que tiene ante él.
Debe hacer de este propósito su tarea
suprema, y debe dedicarse por completo a conseguirlo, evitando que sus
pensamientos divaguen en caprichos, antojos y fantasías, este es el camino real
del dominio de sí mismo y la verdadera concentración del pensamiento.
Aun si falla una y otra vez en
alcanzar su propósito (como tiene que suceder hasta que venza su debilidad), la
fuerza de carácter ganado será la verdadera medida de su poder y su conquista;
y formará un nuevo punto de partida para la victoria y el poder futuros.
Eliminar la falta de propósito y la
debilidad, y empezar a pensar con propósito, es ascender al rango de aquellos que sólo reconocen el fracaso como uno
de los caminos al éxito; quienes hacen que las circunstancias les sirvan, y
quienes piensan con fortaleza, se lanzan con fiereza, y vencen con maestría.
Habiendo concebido su propósito, el
hombre debe marcar mentalmente una línea recta que lo lleve a su objetivo, sin
mirar a la derecha ni a la izquierda.
·
La duda y el miedo deben excluirse rigurosamente; son elementos que
desintegran, que rompen la línea recta del esfuerzo, y la desvían, son
inútiles, ineficaces. Los pensamientos de duda y temor nunca han logrado una
meta, y nunca podrán. Siempre conducen al fracaso. El propósito, la energía, el poder, y los pensamientos enérgicos se
detienen cuando la duda y el temor se arrastran entre ellos.
·
La decisión y el propósito emanan de saber lo que podemos hacer. La duda y el miedo son los grandes enemigos
del conocimiento, y aquel que los aliente, y no los elimine, encontrará la
frustración a cada paso.
EL FACTOR PENSAMIENTO EN EL ÉXITO
Todo lo que el hombre logra y todo en lo que falla es resultado directo de sus pensamientos.
En un Universo gobernado con
justicia, en el que la falta de equidad significaría la destrucción total, la
responsabilidad individual ha de ser absoluta.
La debilidad y fortaleza de un
hombre, su pureza e impureza, son suyas, y de nadie más; son labradas por él
mismo, y no por otro, y pueden ser alteradas sólo por él, nunca por otro. Su
condición es también suya y de nadie más.
Su sufrimiento y su felicidad emanan
de adentro. Como él piense, así es él; como siga pensando, así seguirá siendo. Un hombre sólo puede elevarse, conquistar y
alcanzar el éxito, elevando sus pensamientos.
Concentre su mente en el desarrollo de planes, y el fortalecimiento de
su resolución y auto-confianza. Y mientras más elevados sean sus pensamientos,
se convertirá en alguien más valeroso, grande y correcto, mayores serán sus
logros, benditos y duraderos serán sus éxitos.
El éxito, de cualquier tipo, es la
corona del esfuerzo, la diadema del pensamiento. Con la ayuda del dominio de sí
mismo, resolución, pureza, rectitud, y pensamientos bien orientados, el hombre
asciende; llevado por la irracionalidad, indolencia, impureza, corrupción, y
pensamientos confusos el hombre desciende.
Un hombre puede elevarse a grandes
hazañas terrenales, e incluso a sublimes altitudes en el mundo espiritual, y
descender otra vez a la miseria al permitir que pensamientos arrogantes, egoístas
y corruptos lo posean.
Las victorias obtenidas mediante el
pensamiento correcto pueden ser conservadas sólo con vigilancia. Muchos cesan sus esfuerzos cuando el éxito
está asegurado, y rápidamente caen en la derrota.
Todo logro, sea en los negocios,
intelectual, o espiritual, es el resultado de pensamientos orientados con
definición, están gobernados por la misma ley y por el mismo método; la única
diferencia es el objetivo. Aquel que
quiera lograr poco ha de sacrificar poco; quien quiera lograr mucho ha de
sacrificar mucho; quien quiera lograr grandezas debe sacrificar grandemente.
VISIÓN E IDEALES
Los soñadores son los salvadores del mundo. La humanidad no
puede olvidar a sus soñadores, no puede dejar sus ideales desaparecer y morir;
la humanidad vive en éstos, los conoce como las realidades que un día serán
vistas y conocidas. Aquel que lleva en el corazón una visión maravillosa, un
ideal noble, algún día lo realizará.
Valora tus visiones; valora tus ideales; valora la música que agita tu
corazón, la belleza que se forma en tu mente, la gracia que viste tus más puros
pensamientos, de ellos crecerán condiciones encantadoras, un ambiente
celestial; de ellas se construirá, si te mantienes fiel, tu mundo.
Tus circunstancias pueden no ser de
tu agrado, pero no han de seguir siendo las mismas si concibes un ideal y
luchas por alcanzarlo. Tú no puedes movilizarte por dentro y permanecer
estático por fuera. Una de las más grandes bendiciones con las que contamos es
que sin importar cuáles sean tus circunstancias, basta con que cambies tus
pensamientos y éstas comenzarán a cambiar en consecuencia.
SERENIDAD (LA PAZ MENTAL)
La tranquilidad de la mente es una de las bellas joyas de la sabiduría, es el resultado de un esfuerzo largo y paciente en el dominio de sí mismo.
Su presencia es indicadora de una
experiencia madura, y de un conocimiento más que ordinario de las leyes y el
funcionamiento del pensamiento.
Un hombre alcanza la tranquilidad en la medida que se entiende a sí
mismo como un ser que evoluciona del pensamiento. El hombre calmado, habiendo
aprendido como gobernarse, sabe cómo adaptarse a otros; y estos, a su vez,
reverencian su fortaleza espiritual, y sienten que pueden aprender de él, y
confiarse a él.
Cuanto más tranquilo sea un hombre, mayor es su éxito, su influencia, su
poder para el bien. Aun el mercader ordinario encontrará que la prosperidad de sus negocios
crece mientras desarrolla un mayor dominio de sí mismo y ecuanimidad, pues la
gente siempre ha de preferir hacer tratos con un hombre cuya conducta sea
firmemente estable.
Cuan insignificante se ve quien sólo
busca el dinero en comparación de quien busca una vida serena; una vida que
mora en el océano de la Verdad, por debajo de las olas, fuera del alcance de las
tempestades, en Eterna Calma.
Cuanta gente conocemos envenena sus
vidas, arruina todo lo que es dulce y bello con un temperamento explosivo,
destruyen el equilibrio de su carácter, ¡y se tornan mala sangre! Es una cuestión simple: la gran mayoría de
gente no arruina sus vidas, y estropea su felicidad por falta de dominio de sí
mismos.
Siempre es poca la gente que conoceremos en la vida con un carácter
balanceado, que tiene ese exquisito equilibrio que es característico de un
carácter refinado. Cuando encuentres a alguien con esa paz que trasmina cada
poro de su ser, acércate a él. Pues has hallado en él a un verdadero maestro
espiritual, del cual puedes aprender invaluables lecciones de vida.
Lamentablemente, la humanidad entera
se halla con pasión descontrolada, turbulenta amargura ingobernable, y está en
constante riesgo de desaparecer por la
ansiedad y la duda.
Sólo el hombre sabio, sólo aquel
cuyos pensamientos están controlados y purificados, hace que los vientos y las
tormentas del alma le obedezcan.
Almas sacudidas por la tempestad,
donde quieran que estén, sea cual fuere la condición bajo la que viven – en el
océano de la vida las islas de dicha sonríen, y la orilla soleada de tu ideal
espera tu venida. Sólo es cuestión de que decidas modificar tu pensamiento.
Mantén tu mano firme sobre el timón
de tus pensamientos. En la barca de tu alma se reclina el Maestro al mando; sólo está dormido: ¡despiértalo! El control de ti mismo es poder; el
pensamiento correcto es maestría, la calma es poder, di dentro en tu corazón:
“la Paz sea contigo”.
"Creer que tus creencias funcionan, te hace más poderoso”
El liderazgo es un trabajo duro,
exigente pero cada uno de nosotros tiene el potencial suficiente para ser,
hacer o tener lo que uno realmente necesita en la vida. Alejándonos de la
oscuridad, a través del control de
nuestros pensamientos. Un trabajo arduo y lleno de sacrificios, que por
supuesto, para todo aquel que lo lleva acabo siempre conlleva un enorme PODER y
CONTROL de su Universo personal. Todos podemos vivir en el Paraíso o el
Infierno: la vida está forjada por nuestras decisiones, y éstas
indefectiblemente están estrechamente vinculadas a nuestros pensamientos.
Porque es un hecho innegable que todo aquello que tú eres capaz de CREER puedes
CREARLO.
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