Que no muera la aspidistra



Que no muera la aspidistra
George Orwell
Tusquets 

En 1936, dos años antes del célebre Homenaje a Cataluña, George Orwell escribió la novela Que no muera la aspidistra, una ácida sátira social ambientada en el Londres de 1930, cuando la mayoría de los burgueses adornaban sus hogares con una aspidistra, símbolo de una existencia desahogada.

Gordon Comstock el protagonista de esta cruda historia, es la última y quizá la única oportunidad para que su familia de clase media salga del bache de mediocridad donde ha permanecido estancada por generaciones. Comstock se siente poeta, pero es muy malo, tan malo que el mismo se avergüenza de su poemario Ratones. A pesar de los esfuerzos y sacrificios de sus familiares más allegados, su novia Rosemary y su amigo rico Ravelston, Comstock se esmera por vivir al margen del "reinado del dinero" y prefiere trabajar en una sombría librería de viejo que en una agencia de publicidad como escritor de campañas publicitarias: quizá la única actividad para la que sí tiene talento. 

Con la sordidez que caracteriza la narrativa de Orwell, Que no muera la aspidistra es el más cruento y doloroso retrato de la clase media y sus miembros que jamás haya leído. De pronto me sentía deprimido; otras veces molesto por la actitud de ingratitud de Comstock con respecto a los sacrificios familiares para que él saliera adelante; otras tantas frustrado al pensar que muchos de los que somos de clase media estamos condenados a pasar por esta vida en completo anonimato, con una vida anodina y gris por todo epitafio. 

Dura, sórdida y densa es esta novela; pero no por eso deja de ser una excelente muestra de la visión aguda de uno de los escritores ingleses con mayor trascendencia en el siglo pasado. 

En México ha aparecido recientemente en la colección Fábula de editorial Tusquets, como parte de un interesante proyecto en el que pretenden reeditar gran parte de su catalogo  descontinuado en ediciones económicas y de bolsillo a lo largo de este año. 

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