Please To Meet Ya!!!



—¿Otra vez oyendo a los Beatles, chavita?
—Son los Rollin’ mamá. ¡Son los Rollin’!
Diálogo familiar cerca de 1985.


A las 9:20 en punto de la noche del domingo 26 de febrero, los primeros acordes de Jumpin’ Jack Flash dieron inicio a la apoteosis en pleno, de un público eufórico —que si bien no cantaba la canción completa-, tarareaba el pegajoso estribillo heredado de Muddy Waters: but it’s all right, in fact, is a gas!

El poderoso ritmo sincopado de Charlie “No te reías”[1] Watts; los precisos duelos de las guitarras de Keith Richard y Ronnie Word; la cadencia bien rítmica de Darryl Jones y la voz rasposa de un Mick Jagger, que con sus 63 años acuestas parece un chamaco entusiasmado e hiperquinético, que no para de bailar, brincar por más de dos horas.

Después la lluvia de éxitos inundó el Foro Sol con una cauda de sonido y luces, que cautivaron a 60 mil personas que estaban ahí para ser partícipes de la gira A bigger bang tour 2006. Los agoreros fueron porque piensan que ahora sí —después de 44 años— los Stones se retiran de manera definitiva. Los fanáticos de hueso colorado —como un servidor— fueron a rendirle tributo a sus Satánicas majestades, y a comprobar porqué es que las piedras siguen rolando, con esa energía y poderío musical que ya quisieran para un día domingo la mayoría de las bandas de hoy día, que con un sencillo colocado en el gusto del público o un par de discos en los primeros sitios del Billboard se sienten leyenda.

Otros tantos —muchos jóvenes y niños—[2] asistieron a su rito de iniciación ante una banda que no sólo es la más grande de todas, sino que se ha ganado a pulso el título de leyenda viviente. Para cuando los Stones comenzaron con los acordes de It’s only rock & roll (but I like it), todo el respetable estaba de pie coreando, ese himno al amor por el rock así no más sin etiquetas, sin duda uno de los motivos por los que todos nos habíamos reunidos esa noche. No olvidemos que los Stones son una de las pocas bandas que han sido siempre fieles a la música que los “obligó” a reunirse, ensayar en pequeños garajes y comenzar a crear música propia. Los Stones jamás han dejado de lado sus raíces: el blues, el rythym & blues, el rock & roll, el rocabilly, al igual que su eterna obsesión por la oscuridad, el sexo y las drogas: todo siempre en exceso.

En 1974, Bill Wyman (el exbajista original, que dejara el grupo hace poco más de una década atrás, debido a que ya no aguantaba ni un minuto más el ego de Jagger) declaró a un diario londinense: somos cinco tipos que tocamos un sonido puro y sucio, tú sabes, una batería, dos guitarras, un bajo —eventualmente un piano o una harmónica— y la voz cruda de Mick. No nos interesa hacer trucos con los instrumentos, ni experimentar con los sonidos electrónicos, lo único que nos interesa hacer es rock, porque es lo único que nos satisface.

Escuchar una versión larga de Midnight rambler, con sus impresionantes cambios de tempo; la harmónica de Jagger, los redobles de Watts; los riffs de la guitarra de Wood; la emoción en el rostro de los que fuimos por convicción y los que son sorprendidos al ver que “este grupo de ancianos”; no sólo conocen su oficio sobre el escenario; sino que han llegado de compenetración con la gente; que hacen prácticamente lo que quieren con un público que no deja de maravillarse por la adrenalina que fluye en cada una de las rolas que se van hilando para crear una velada; en donde no hay disqueras gandallas que tratan de modular el gusto de la gente; no hay personas que se estén durmiendo porque ¡qué hueva ver a estos rucos que nada tienen que hacer ante U2!: nadie piensa que compró su boleto en vano. Y es que los Stones a pesar de ser quienes son (simplemente los papás de todas las banditas de hoy), salen al escenario a entregarse y brindarse ante un público que no sólo los cobija y recibe con emoción, sino que está ávido de escuchar buena música; sin videos espectaculares; sin macro pantallas que distraen el espectador cuando alguien se equivoca. Aquí no hay eso.

Una pareja de coetáneos del la Bigger Band se me quedan mirando, y están sorprendidos ante mi “sobrehumana” capacidad no sólo de entender la letra de todas y cada una de las canciones, desde la más vieja hasta la más nueva. ¿Ya viste, viejo, este chamaco se las sabe todas?, alcanzó a escuchar a la doña. Lo que ellos no saben es que llevo poco más de veinte años practicando y aprendiendo inglés con ellos y con mis amados Beatles.

I have no expectations.

Muchas de las personas que asistieron la noche del domingo al Foro Sol no tenían muchas expectativas, iban a ver a los Rollin’ pues porque alguien les había dicho que eran un poco mejores que el TRI o que El Haragán & Cia. Otros de plano iban a la de ahuevo, y se les veía en sus caritas: ¡chinga!,¿ por qué mi novio mejor no me llevó a ver a Luis Miguel que está más guapo y canta mejor que estos rucos?

A algunas chavitas se les mojó la tanga cuando salió Leonardo de FOBIA, quienes se sacaron “la rifa del tigre”: “esta noche somos la botana. Pero en el mejor ¡¡PLATO DEL MUNDO!!!”, comentó tras ser abucheados por un respetable que no estaba de humor para oír a nadie más que no fueran los Rucolín.

Mas, para todos aquellos que iban más bien por el morbo de que Charlie o Mick cayeran infartados a medio concierto, los Stones les tenían su guardadito, con rolas tan eficaces como You’ve Got Me Rockin’, Rough justice, Miss you, Sympathy for the devil, Honky Tonk Women. Yo miraba al respetable y me decía: ¡a ver cabrones siéntense! Aunque no faltó la gachez, cuando a la mitad del concierto el buen Keith interpretó dos rolas. La primera la balada favorita de mi mujer del nuevo disco This Place Is Empty e inmediatamente después, una de las canciones que más rockeras y emotivas Happy. Y es que siempre que me oigo esa rola me acuerdo de cómo abre aquel monumento de disco doble, que se llama Exile On Main Street.

Los más románticos también tuvieron su aliciente. Todo el foro cantó con Jagger Angie. Pero las piedras rodantes no querían cantarle al amor de manera leve, así que pronto retomaron el hilo del rock; y mientras el escenario comenzó acercarse hacia el centro del recinto, Jagger se desgañitaba con Brown Sugar y Get off of my Cloud (uno de los trabalenguas más canijos que existen en inglés, y que es ideal para poner en evidencia a cualquier que se sienta muy salsa en el idioma de Chesterton.)

Gimme Shelter hizo las delicias de los que nacimos en los 70. Aunque no pude evitar el recuerdo del macabro evento que acaeció en la gira de 1974, cuando los Stones tocaron al aire libre para una multitud que superaba el millón de personas, en donde un muchacho de color perdió la vida apuñalado por uno de los Hell Angels, un grupo de pandilleros motoristas, que irónicamente habían sido contratados para encargarse de la seguridad del evento.

I was a butcher, cutting’ off of meat […] I said: hey, hey you’ve got me rocking’!

Tras dos encores y más de dos horas de concierto, los Stones volvieron al escenario para dejar clavado en nuestro recuerdo su himno máximo I Can’t Get No (Satisfaction). La canción que habla de ellos mismos y de su mundo de excesos sexuales, tóxicos y financieros. Su mundo de rebeldía e inconformidad ante un mundo que si antes no los satisfacía por su incomprensión, hoy no lo hace del todo a pesar del reconocimiento, de la fama, las mujeres y los viajes por todo el orbe. Y no lo hace porque ese no es sólo un éxito diseñado para sólo vender millones de copias; sino es una especie de autorretrato que refleja esa rudeza y ansías por comerse al mundo a mordidas (quién no conoce el logo de los Stones, la boca y la lengua lasciva y agresiva asomándose, en franca actitud desenfadada). Esas ansías que hacen que las piedras sigan rodando y que ya la quisiéramos muchos chavos de ahora inmersos en la apatía y la incertidumbre.

Nota:

SEÑORES: LES RECUERDO QUE LOS ROLLING STONES, NO ES SÓLO JAGGER EH! Y QUE POR CIERTO, ME VALE MADRES SI NADIE PELÓ AL PUTO SOLECITO DE LUIS MIGUEL; QUE QUEDÓ OPACADO POR EL BRILLO DE LOS STONES EN MONTERREY.


[1] Como el mismo Jagger lo presentaría más tarde en español.
[2] En este grupo se encuentra mi joven esposa.

Comentarios

Marilui dijo…
rorororolling!!!!!!!!!!!!
Después de tu estupenda reseña no queda más que decir ¡yeees! o de plamo ¡yeah! Realmente los Rucolín Stones son unos verdaderos y pobres diablos, en el mejor sentido de la palabra.
ZERO dijo…
paint it black....


la mejor.

y no la tocaron...
Anónimo dijo…
ah y yo no fui :(

bueno, yo siempre he pensado que los papas de todas las bandas son velvet underground jeje un motivo màs para que me odies.

please tu meet you! hope you guess my name... :)

saludos
James dijo…
Ahhhhhh!!!! te tengo envidia, la verdad hubiera matado a quinj fuera por haber podido asistir a ese concierto, que chido que tu no te lo perdieras.. y estoy de acuerdo contigo: Rolling rules!!! Luimi, go fuck youre self!!!

Perdona las faltas de ortografia, tu sabes que soy un ignorante...

Un saludote master, lo veo en clase..

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