No es país para viejos


No es país para viejos
Cormac McCarthy
Luis Murillo (Traducción)
DEBOLSILLO




Fortísima metáfora del MAL en nuestros tiempos, escrita de manera magistral por Cormac McCarthy, quizá uno de los autores norteamericanos con una propuesta artística harto interesante. Confieso abiertamente que hacia mucho tiempo que no disfrutaba tanto con la lectura de una novela total como ésta.

La economía de recursos y la poderosa construcción sicológica de sus personajes, principalmente de Antón Chigurh, una impecable máquina de matar y la encarnación misma del MAL, tal vez la figura literaria más impresionante de un psicópata, Llewelyn Moss un soldador que caza como hobby, y el sheriff Bell, quien simboliza la sabiduría y el BIEN, completamente impotente ante el poder creciente del MAL.



Estructuralmente, la novela es impecable, no hay escenas demás. Todo en ella es acción y conecta directamente con la sique de los personajes y el lector. Una novela que rompe de manera interesante con la estructura convencional del relato propuesta por Aristóteles, en donde no importa tanto el final, sino todo lo que ocurre al principio y a la mitad del relato.

La anécdota es tan sólo un mero pretexto para hablar de algo más profundo e importante. De hecho, mientras lees la novela todo el tiempo sientes que eso de lo que habla el autor no es realmente lo que desea decirte, sino otra cosa más importante e interesante.

Aquellos que vieron la soberbia adaptación cinematográfica de los Coen, saben perfectamente de qué se trata. Los que no, les recomiendo que antes de ver la cinta, lean esta novela, que pondré entre mis favoritas de este año y de todos los tiempos. Una de esas pocas obras que son tan perfectas que uno no quiere que se terminen. Así me pasó con No es país para los viejos, que a pesar de sus 242 páginas; me tardé el doble de lo normal sólo por el placer y la enorme reflexión que me llevo leerlo.



Una sociedad hiperviolenta y sinrazón como la nuestra ya no es país para los viejos, pero tampoco para los niños, las mujeres o los jóvenes. Una sociedad en donde el MAL es una fuerza omnipotente ante la que todo lo demás sólo está ahí como un mero testigo, esperando a sentir su inmenso poder.

De toda la novela, si hay algo que me gustará más, puedo mencionar dos cosas: los magníficos monólogos del sheriff Bell (aparentemente inconexos con el resto de la historia, pero que en el fondo son el sustento ideológico de la misma); la estructura elíptica que nos lleva de una escena de acción a otra con un ritmo narrativo impresionante. En ese sentido, una novela trepidante y una verdadera cátedra de la economía del lenguaje.

Altamente recomendable para todo aquel que ame la acción más salvaje y la reflexión más profunda acerca de los paradigmas sobre los que se sustenta la sociedad humana contemporánea.



Cormac McCarthy (1933) nació en Rhode Island, Estados Unidos. Las circunstancias de su biografía se hallan envueltas en una leyenda: no concede entrevistas, y se dice que vivió bajo una torre de perforación petrolífera y que en su juventud llevo una vida de vagabundo. Considerado como uno de los más importantes escritores norteamericanos de la actualidad, la publicación en 1992 de Todos los hermosos caballos, ganadora del National Book Award, lo reveló como uno de los autores de mayor fuerza de la narrativa norteamericana. Su éxito, de crítica y público, se vio incrementado con la aparición de En la frontera y Ciudades de la llanura, que completan la llamada Trilogía de la frontera. Otras de sus obras son Hijo de Dios, Meridiano de sangre, El guardián del vergel y Suitree. 


Nota: Como dato curioso, la edición que leí se imprimió en mayo de 2008, el mismo mes y año que nació mi hijo.

Comentarios

Marilui dijo…
Oiga, profe, ¿y deveras escribió todo eso?
Salvatore dijo…
Ja ja ja. Y lo peor, es que primero lo leí. Hijo de la...

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