Cómo hacer bien el amor a una mujer

Cómo hacer bien el amor a una mujer
Régine Dumay
Francesc García Cardona (Traducción)
Debolsillo
Francia, 1983 
"La mujer es una flor que se abre en mis manos. Bajo mis caricias, el perfurme más profundo de su cuerpo puede liberarse". 


La verdad compré este libro por puro morbo. Aunque en realidad terminó sorprendiéndome por dos aspectos. El primero que da un contexto histórico desde la segunda mitad del siglo XX en torno a cómo los roles convencionales de "Hombre" y "Mujer" han devenido en ideas mucho más equitativas y armónicas. El segundo, no menos importante, el hecho de ver el encuentro sexual como un medio para reestablecer nuestra conexión con el Cosmos, a través del Tantra y el yoga sexual.

Los consejos que se dan en este libro son más como pequeños cambios de percepción en torno a la sexualidad humana; que indudablemente pueden hacer la enorme diferencia. Consejos que provienen de una mujer interesada por las relaciones armoniosas entre hombres y mujeres; que ha dedicado su vida entera a nutrirse de las más variada información.Y que además de este simpático librito ha escrito: Cómo hacer bien el amor a un hombre y Los goces de la pareja.

Una de las partes más agradables del libro es el capítulo 3, titulado Lo que las mujeres buscan en un hombre. Trascribo aquí los 13 puntos medulares no sólo para ser más atractivo con el sexo opuesto; sino un mejor ser humano en general:

1) Tener ganas de conocer cada vez más y no pensar que lo sabes todo.
2) Aplicar el campo de tus lecturas y explorar modos diferentes de pensar.
3) Poder integrarte en otras culturas, dejando temporalmente la tuya de lado. Esto demuestra tu capacidad para sentir una cultura diferente desde adentro antes de juzgar con los consabidos tópicos culturales.
4) Ser capaz de poner en duda lo que ya sabemos y examinar los prejuicios, sean científicos, culturales o sociales.
5) Ser capaz de mirar la vida con nuevos ojos, de entusiarmarse, de sentir la belleza.
6) Tener amigos en los más diversos medios, edades y razas distintas.
7) Ver el lado positivo de los seres y no sólo sus defectos.
8) Mantener amistades estables y dignas de confianza; llegar a ser aquel a quien siempre se recurre y al que se le pueden confiar las dificultades.
9) Tratar de comulgar interiormente con los demás, con lo que tienen de más profundo, y no detenerse en la apariencia.
10) No tener una imagen fija de sí mismo, no identificarse con un papel o con una sola clase social, sino dejar nuestro futuro y nuestra personalidad completamente abiertos, libres de evolucionar y cambiar.
11) Tratar de conocer las raíces de nuestra propia identidad, nuestro ser profundo, ese que no cambia de dirección y que no pierde de vista el camino.
12) Percibir la vida, los seres y la situación actual en su globalidad, es decir, dentro de un esquema general, lo que evitará perderte sólo en los detalles.
13) Vivir en armonía con el medio ambiente, con el impulso vital de la Naturaleza; sentir que somos las parcela de una conciencia más vasta, y armonizarse con el mundo como conciencia. Sentir que la vida, en todo lo que nos rodea, no difiere de nosotros mismos.

Además de estas ideas tan interesantes y los consejos "técnicos" que la autora sugiere; al final, en los dos últimos capítulos titulados: El secreto de la proyección mental y el yoga sexual; y El control por el éxtasis, en donde la sabiduría milenaria china predomina, aparecen también algunos atisbos de la más elevada poesía amorosa. Concebir el acto sexual como una herramienta para sanarnos y reconectarnos con quienes realmente somos, ya me parece una idea por sí sola revolucionaria. Pero si a esto, le aunamos la concepción poética que la cultura oriental tiene del sexo: el resultado es poderoso y luminoso.

Pongo aquí también un poco de esa poesía, que se basa en una idea simple, pero a su vez, bella y profunda. El hombre es el cielo inmenso de la posibilidad. La mujer la tierra fértil en donde el hombre deposita su semilla de amor y vida.

"Soy el cielo inmenso que aplasta la tierra con una lluvia densa y cerrada, por todas partes."

"La vulva de la mujer es la puerta del templo; penetro hasta las profundidades de la tierra". 


"El cuerpo de la mujer es un chorro de luz y entro en él como en una cascada, abriendo las aguas y nadando hacia adelante". 


"Me pierdo en el profundo valle, entre sus hierbas olorosas. El agua canta bajo el musgo". 

Como pueden ver mi morbo no sólo fue superado por mucho; sino que realmente quedé muy contento con todas las cosas tan interesantes que aprendí de la sexualidad femenina, porque como también pensé cuando lo adquirí: "vamos a ver qué de nuevo aprendo". Al final, uno tiene que terminar reconociendo con humildad que en materia de sexualidad siempre habrá cosas nuevas e interesantes por aprender.

Ahora que he aprendido algunos nuevos "trucos" me parece buena idea comenzar a ponérlos en práctica: ¿no creen?

Por cierto, a los curiosos como yo, les dejo un interesante documental, títulado Todo lo que siempre quise saber sobre el sexo.









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