Pensar la realidad

Sólo el cambio perdura.
Heráclito.

Inmersos en una época de incertidumbre, los chavos de ahora nos enfrentamos a una serie de cambios que nos tienen bastante sacados de onda. Y también nos hallamos inmersos en una dinámica de cambio, —esa sí nada nueva— que a algunos espanta debido a lo vertiginoso de su proceso.

El cambio es una de las características fundamentales de la existencia. Todo en la vida cambia; y es precisamente esto lo que permite que las cosas evolucionen o involucionen, según sea el caso. Los seres humanos no debemos tenerle miedo al cambio, pues sólo éste nos puede permitir “crecer” y ser mejores.

Pero desde una óptica más general, vemos que muchas cosas están cambiando, algunas para bien, otras muchas para mal. Pero dependerá de nosotros, y del nivel de compromiso que tengamos con la vida misma el encaminar ese cambio hacia lo positivo.

Muchos de nosotros estamos más que decepcionados e inconformes con el mundo que nos ha tocado vivir. Lamentablemente, pocos son los que manifiestan abiertamente esa disconformidad a través de un proceso creativo, como es componer una rola, escribir un poema desolado o realizar un cortometraje, en donde pongamos —ante la vista de todos—, todo eso que venimos acarreando, y que en esencia somos, para entablar un diálogo con los demás y con nosotros mismos. Sin embargo, a casi nadie le gusta desnudar el alma, pues lo hace sentirse vulnerable en un mundo gandalla en extremo.

Ahora bien, la crítica por la crítica es —desde mi perspectiva— un ejercicio desgastante que contribuye muy poco a que las cosas que nos chocan cambien. Creo que es mejor tener una crítica propositiva, que al mismo tiempo que critica propone. Y a partir de nuestras propuestas poder hacer que los cambios se efectúen de una manera beneficiosa para nosotros mismos; y por ende para nuestra sociedad.

Sé que muchos de los que lean estas breves líneas piensan firmemente que es prácticamente imposible transformar el mundo, y por consiguiente la forma de pensar y actuar de las personas. Bueno, pues siempre he disentido de esa opinión. Si así fuera aún estaríamos refugiados en las cavernas y llenos de mitos que nos aterran (aunque en muchos casos, podemos decir que aún seguimos así), creo que la humanidad ha logrado un humilde nivel de conocimientos que le han permitido modificar su entorno, por medio del poder de las ideas. Nada puede hacerse si no hay una idea de cómo hacerlo. No podría escribir este textito, si no tuviera idea de lo que quiero decir o de cómo se ordenan las palabras para que se entiendan. Creo firmemente que los cambios son en esencia buenos, siempre que les sepamos dar un sentido; que es posible cambiar el mundo entero, si el cambio se efectúa primero en cada uno de nosotros. De nosotros depende que esto se ponga peor o mejor. Sólo es cosa de ponernos a pensar que los cambios más importantes deben provenir de nuestro interior y recordar esa frase de Pitágoras: “el hombre que no sea dueño de sí mismo nunca será libre”.