Gazapo

Tomar la mochila y recorrer la calle Balderas por la tarde. El arma en mi mano aún sangrate. Y dos libros rotos que se balencean en el cruce de avenida Chapultepec. Duermen los guiñapos humanos sobre la banqueta. La noche aún no duerme. La tecnología ha hecho presa de la gran mayoría de nosotros, los pocos que quedamos seguimos bajo el resguardo de las letras. Pero no sé si eso sea todavía importante. Tal vez sólo sea para los arcacicos como yo, que no comprende nada del nuevo "Mundo Digital", en donde todos tenemos la ilusión de tener el mismo potencial creativo, gracias a la gran cantidad de información que priva nuestra era.

Músicos que no componen. Fotógrafos que no saben nada de fotografías. Escritores que no escriben. Poetas que no cantan. Todos estamos ya inmiscuidos en un mundo que bajo la ilusión de la supuesta "democratización de la información". Pero no podemos hacer nada. Miles de millones de programas de software. Miles de avances médicos. Cientos de chicos con cajas de ritmos y procesadores de texto, que no tienen noción de lo que era antes el lenguaje. Escritores que no escriben.

La música esa eterna compañera de la humanidad está evolucionando hacia nuevas formas, que por ahora no han sido del todo asimiladas. Si tenemos Nanotecnología, por qué no tener nano ritmos. Ahora cualquiera puede tomar su computadora y hacer música. Escribo en las paredes porque mi cuaderno se ha acabado. La niña de ojos tristes, mira hacia la esquina de la esperanza en espera de un último hálito de fe, que pudiera surgir de la más pestilente de las alcantarillas.

Política ficción, no ficción y no logo, en un mundo en donde ya nadie quiere escribir bien, porque ya no es necesario. Lo que está IN ahora es hacer lo que se pueda -y como se pueda- gracias a los prodigios tecnológicos que nos rodean.

En una clase de filosofía, recuerdo que alguien dijo que tanto la ausencia como el exceso de información, son igual de contraproducentes para el cerebro humano. Efectivamente, como dice Alvin Toffler, "vivimos en la era de la información"; lo cual no implica -ni por mucho- que estemos en aras de alcanzar algún nivel de conocimiento.

Hay dos mesas. Una mujer que sangra un poco por la oreja. La música lastimera de la Banda El Recodo. Todo el cuerpo, me duele: quiero escribir pero me sale espuma.

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