Entre la decadencia y el blof: Diablo Guardián.


Diablo Guardián
Xavier Velasco
Alfaguara
2003.


Contextos críticos de una misma obra.

¿Una novela que ofrece poco o que ofrece algo nuevo e innovador al lector promedio contemporáneo? Depende desde la perspectiva que se mire. Como siempre, todo es cuestión de enfoques. Durante un periodo de casi tres semanas tuve la oportunidad de enfrentarme a una de las novelas más emblemáticas para la nueva generación de lectores mexicanos, que van de los 20 a los 40 años. Algunos de ellos en pleno proceso formativo, que encuentran la lectura de esta novela — que se hizo acreedora al Premio Alfaguara de Novela de 2003— uno de los mejores libros que han leído en su vida; en algunos casos el mejor. Dicen hallarlo entretenido, divertido, trasgresor y pueden identificarse plenamente con alguno de los dos pránganas que son sus protagonistas.

Recientemente, sometí a la opinión del grupo literario Los murmullos de Comala dicha obra. Hubo tres votos a favor de esta novela de Xavier Velasco, y sólo una en contra. Las favorables esgrimían argumentos tales como: el uso del lenguaje (“tan fresco y cotidiano”); lo divertido de las situaciones, sobre todo a las que se expone la protagonista; la facilidad con la que el autor crea empatía entre sus personajes y sus posibles lectores; la visión literaria del autor tan lejana a la de los autores mexicanos del siglo pasado.

Uno de estos amables lectores que respondió a mi llamado de auxilio para descifrar esta no corta novela (tiene 500 cuartillas exactas, en la edición de Alfaguara, creo que en la de Punto de Lectura son un poco más); elaboró toda una disertación acerca de las características que debería tener la literatura posmoderna, en contraposición de la literatura clásica y moderna (inútil, esnob y en franco desuso). Según su juicio uno debería dejar de leer a esos “pesados clásicos” que poco nos pueden decir; y comenzar a adentrarse en las “frescas e innovadoras propuestas de los nuevos autores”. Para este miembro de la comunidad de murmurantes, todos deberíamos dejar de leer clásicos a partir de los 20 años. Habla incluso de la postura de muchos críticos que miran a la literatura, con una postura mamona de esnobs. Comenta desde su valiosa apreciación cómo debe ser entendida ahora la literatura, y dejar de lado todo aquello que la lastra, e impide que las obras lleguen a un público mayor. Incluso da cifras de la cantidad de libros que se leen en nuestros países del tercer mundo, en comparación con los de la Unidad Europea. Su comentario me parece interesante, aunque debatible, sobre todo en lo que toca a la lectura de “clásicos”. Pero ese debate lo pospongo para otra entrega en donde hable del HORIZONTE del lector y del papel del crítico como formador de nuevos lectores.

Mientras que mi querido amigo, el joven escritor mexicano Óscar Martínez Vélez, opina que el libro está sobrevalorado, e inflado por la enorme campaña de publicidad que se ha hecho en torno a la obra y al autor. Bueno, sólo hay que recordar que la firma Alfaguara pertenece al Grupo Santillana, actualmente uno de los tres grupos editoriales más importantes en nuestra lengua. Me gustó mucho una de las frases que empleó en su comentario crítico: “los jóvenes escritores mexicanos son como la Coca-Cola: mucha publicidad y poca calidad”. Su visión es la de un ávido lector de autores provenientes de diversas tradiciones, estilos y tiempos. También es la de un escritor mexicano que ha publicado ya varias de sus obras, dirigidas al público infantil. Un público nada fácil de complacer.

Pero todo esto es lo que hay en torno a la lectura de un libro, que varios de mis alumnos en la universidad tienen ya como su libro favorito. Me parece que estamos ante una serie de fenómenos muy interesantes, que nos habla de la manera plural en que una obra en particular se lee en una sociedad como la nuestra, con una inmensa y poderosa tradición, a pesar de los pocos lectores que existen. Es una paradoja enorme: la literatura mexicana es reconocida en gran parte del mundo, y se lee gustosamente en territorios tan lejanos como Japón o Australia; mientras que en nuestro país todos sabemos que existe una enorme comunidad de lectores, que no consume propiamente libros, pero sí miles de revistas de todo tipo de giros, siendo las que explotan el morbo y el sexo las que tienden a ser más exitosas y con una vida relativamente larga, en el competido mundo editorial mexicano.


Diablo Guardián es una opción más.

Para todos aquellos que ven en este libro un aire de trasgresión que los inspira, retrata y llena de energía para seguir adelante, en su lucha por no ser uno más del montón y estar en contra de un sistema político, cultural, social y económico en franca decadencia; y que ven en la novela de Velasco la neta del planeta les recomiendo ampliamente que se den una vuelta por tres autores mexicanos, cuya obra me parece mejor lograda desde la perspectiva meramente formal que son: José Revueltas, Gustavo Sainz y Enrique Serna.

Tres autores de diferentes épocas, todos del siglo XX (quizá clásicos ya dentro de nuestra propia tradición), que con el paso del tiempo han demostrado su capacidad narrativa, su poder trasgresor tanto en las formas narrativas tradicionales, como en las ideológicas; y su enorme capacidad para entretener al lector inteligente, con ideas que más que hacerlo reír por una banalidad aparente, lo llevan a hacer una de las críticas más duras que puede haber, la autocrítica tan falta en esta época de complacencias autosuficientes, que me
parecen típicas de la nueva era medieval en que vivimos.

Diablo Guardián, es sin duda una opción más en el amplio panorama de la literatura mexicana, llena de buenos autores que nadie lee, ya sea porque sus libros son tan trasgresores que no se han vuelto a reeditar o bien, porque gracias a la parafernalia de la industria editorial mexicana — preocupada sólo por la calidad comercial de un producto y no su calidad artística— no ha podido publicar su obra. ¿Será que allá afuera haya autores mexicanos inéditos inmensamente superiores a Xavier Velasco, que difícilmente verán algún día publicado un libro suyo? ¿Será que en un mundo globalizado importan más los libros con la etiqueta mejor vendido, lo cual no significa en ningún momento sea un mejor escrito?

Basta con ver tres ejemplos de lo que se hace en casa. En el grupo Los murmullos de Comala, uno puede revisar dos cuentos excelentes. Uno se llama Cacharpo y corre a cargo del ingenioso Enrique Escalona. El otro se llama Rotoplas, bella crónica surrealista escrita por José Luis, alías el CHUBY. Y para finalizar a los que les gusta la melcocha, pues chequen el blog de nuestro amigo Carlos Bautista, cuyos poemas y crónicas ofrecen más de lo que Velasco hace, en el terreno literario, la dirección es:
http:/nadiesedespide.blogspot.com

Pero mucho bla, bla, y blof ¿y la novela qué pedo? Vamos por partes como dijo el “Descuartizador”.

A mí personalmente la novela me parece que funciona bien como un cuento. Me explico. La anécdota es muy sencilla y podría funcionar mejor, si en vez de tratarse de una historia de 500 páginas tuviera 70. Sobre todo si lo que quería el autor es que su obra fuera realmente entretenida y no llena de paja, como a la mera hora me pareció. De todo el mamotreto, los dos capítulos iniciales y los dos finales, me parecieron los mejor logrados. Y eso que para cuando llegué a los dos finales, ya estaba yo hasta la madre del lenguaje “oral” del que tanto presume la novela; que si bien al principio a uno le parece jocosón y ameno, después de 400 cuartillas de lo mismo, sin ritmos, “golpeteos”, giros intencionales, en un palabra sin acción dramática, termina uno conchasumadre ¿ajá?

La novela gira entorno a una joven Rosalba-Violeta y de Pig (el Diablo Guardián de Violeta).
La primicia de la que parte es sencilla. Una adolescente quinceañera de clase media (Rosalba) harta del mundo de apariencias en las que vive con su mediocre familia, decide hacerles una mala jugada y robarles a sus padres 172 mil dólares, que éstos a su vez habían obtenido bajo la pantalla de que se trata de dinero de beneficencia para la Cruz Roja, y huye a los Estados Unidos, en donde se establece por cinco años, en donde se dedica a la prostitución, la drogadicción y a sacarle dinero a cuanto hombre acaudalado puede, usando sus encantos de
por medio.

De manera paralela se desarrolla la historia de Pig, quien también es miembro de la clase media mexicana, y que tiene una existencia por demás gris y mediocre, debido a que desde pequeño pierde a sus padres en un accidente carretero, y se queda a vivir con su abuela. El chico es retraído y no tiene amigos, por lo que crece con resentimiento hacia su entorno social, al que halla estúpido y decante.

La novela echa mano del sencillo recurso de contar una historia en tiempos paralelos, en donde los dos personajes se encuentran en un punto de sus respectivas historias. Me parece que los capítulos dedicados a las correrías de ella son mejores que las de él. ¿Por qué? Simplemente porque ella habla de su calentura, de su necesidad de sentirse putita y triunfadora en un mundo de losers y tlahuicas. ¡Qué antiheroísmo chingao!

El jurado del Premio decidió que la novela debía ganar por “el hábil tratamiento del lenguaje oral al servicio de una narración que cautiva al lector por su dinamismo, gracia y tono picaresco. La novela abre además perspectivas originales al presentar los conflictos de lenguaje y cultura que surgen en el encuentro de lo hispano y lo norteamericano, a través de la voz y la pericia de un extraordinario personaje femenino”.

Resulta curioso hacer notar que ninguno de los miembros del jurado era mexicano. Motivo por el cual quizá vieron como innovador el hábil del lenguaje oral, que desde hace más de 40 años fue rebasado por los escritores de la onda en nuestro país. Que les pareciera picaresco el tono de un autor; que en la búsqueda de la parodia forzada, termina por parodiar a sus propios personajes y a su propia historia.

La novela no aporta nada nuevo. Pero es ganadora de un Premio que cada vez demerita más y más el prestigio del sello que lo creo, por la calidad ínfima de al menos las últimas tres entregas. Y sin embargo, a muchas personas les gusta. A mí eso me agrada, que haya diferentes lecturas de una sola obra. Eso es siempre importante, pues creo firmemente en que nuestra mayor riqueza se haya en la diversidad, y no en la igualdad de criterios. A fin de cuentas ninguno de nosotros podemos decir qué es bueno y qué es malo. Siempre en todo lo que tiene que ver con arte y con sentimientos humanos, la subjetividad es la que manda. Como dicen en gustos se rompen géneros. Ahora Diablo Guardián se deberá someterse al juez más implacable de todos: el tiempo, será él cómo siempre quien le dé su justo valor como obra artística.

Comentarios

ZERO dijo…
Raund 2 …. Fight ¡¡¡¡¡¡¡¡¡

Después de leer el tremendo chorote del post anterior, al igual que la novela podemos diseccionarlo en 2 posturas con algunos puntos básicos:

1.- los que piensan que la novela es excelente, que trasciende a los límites del lenguaje establecido por los autores contemporáneos, que creen que la obra es extremadamente buena.

2.- los que creen que la obra es producto de la mercadotecnia y la publicidad, que cuenta una historia puramente anecdótica, utilizando clichés y sobados recursos, que no aporta nada nuevo bajo el sol.

OK, dejemos de lado estas 2 posturas, y contemplemos algunas disertaciones….

Más que la mercadotecnia, y las frecuentes apariciones de Xavier Velasco en televisión, lo que a contribuido a la enorme distribución de la novela es la piratería, podemos encontrar ejemplares piratas del libro en cualquier calle del zócalo, esto pudo haber ayudado a que el libro haya llegado a mayor cantidad de hogares en la ciudad, pero también debemos recordar que por igual se encuentran ejemplares de Azteca de Gary Jennings, El Necronomicon de Lovecraft, y Las Recetas Mágicas de Karen Lara, ejemplares que ya cuentan con un buen rato en el mercado y cuyas campañas publicitarias fueron mayores que las de Diablo Guardián, libros que a pesar de contar con un buen numero de lectores no lograron posicionarse de la misma manera en la “nueva generación” de lectores mexicanos.

Uno de los elementos que hace entrañable una lectura es el proceso de identificación por parte del lector con los personajes de la obra, una especie de juego de rol soft version en el cual uno se pone los zapatos de los protagonistas en diferentes pasajes mientras los ojos navegan por las letras.

Pienso que Diablo Guardián más allá de ser la máxima obra creativa o la peor basura tiene una cualidad memorable y es el haber podido lograr que ese proceso de identificación se diera a tal escala en los lectores jóvenes, ya que gran parte de su fama se asienta en que muchos se sienten plenamente identificados con los personajes de la novela.

Para bien o para mal, los pasajes de la novela nos remiten a la forma de pensar de toda una generación, quizá sean vacíos, quizá no inciten a la reflexión de la forma en que los elevados versos metafóricos de Shakespere suelen hacerlo, pero no podemos negar que si a tanta gente le gusta, es por que se sienten de esa manera.

Obviamente no estoy hablando de que la sociedad mexicana entera se sienta identificada, les puedo asegurar que los indígenas de calakmul ni siquiera se preocupan de estos tópicos, tampoco los ganaderos o los albañiles, no esta tendencia y forma de pensamiento es la de los clase medieros citadinos, el síndrome niño de la ibero, que se sienten tan deprimidos y mediocres como Pig y Violeta, ese segmento de la población es donde el libro se a arraigado.

Mucha gente que ha leído Diablo guardián no ha leído mas de 20 libros en toda su vida, sin embargo esta, al ser una novela ligera les ha facilitado las cosas y quizá de algún modo los a acercado a la lectura, como lo hizo Harry potter con los niños, serie de libros que también son pésimos, pero que penetran hasta el tuétano en algunos lectores.

Muchos de los detractores de la obra tienen el juicio valorativo tan adulterado por Nietzche, Camus, Chomsky, Mcluhan, Wittgestein, Platón, Aristóteles, Cervantes, Goethe, Kaffka, Freud, Lacan, etc… que les es imposible leer algo que no desafié los limites del intelecto y disfrutarlo, esta postura, hasta cierto punto cerrada es esgrimida en su mayoría por los llamados “noveles escritores” que no han logrado escribir algo que impacte de tal modo a un publico determinado, y que sustentan su argumento en la pobreza técnica y baja calidad de ideas, cayendo en el snobismo literario que ellos mismos critican. Y que además les ha cerrado tantas puertas.

He leído ya las reediciones de las anteriores obras de Velasco, El materialismo Histérico y Luna llena en las rocas, considerando que son trabajos anteriores, uno puede darse cuenta de cómo el estilo narrativo se fue perfeccionando hasta llegar a lo que se consolido en Diablo Guardián, estos trabajos anteriores distan mucho de lograr llegar a ser el fenómeno que el actual libro tiene, sin embargo nos acercan a entender como el proceso creativo se fue purgando hasta dar como resultado la novela final.

En términos analógicos en el cine, Diablo guardian seria un Block búster de verano, no es cine de arte, pero sin embargo todos hemos disfrutado de una película comercial y nos ha gustado mucho.

Otro ejemplo de esto es Stephen King, cuyos libros están muy lejos de ser obras literarias de calidad indiscutible y sin embargo ahora jóvenes en las universidades hacen tesis y seminarios acerca de este autor de best sellers. El eterno duelo entre lo comercial y el ardor intelectualoide…. (Quizá los segundos en realidad solo tengan envidia de las ventas)….aunque en realidad las ventas no hacen buena a una obra, y para eso Carlos Cuauhtémoc Sánchez puede poner el ejemplo.

Diablo guardián es un libro para divertirse, no es una materia didáctico teórico, en el blof de la novela esta esa diversión, ese peculiar estilo que ha cautivado a muchos…

Y al que no le guste, pues que lea a Neruda, a Octavio Paz, a Milan Kundera… en fin… afortunadamente hay millones de letras para todos…lo importante es leer y seguir leyendo.


Saludos Master Chava… le recuerdo que también hay millones de detractores de Star Wars y el vil PLAGIO de Lucas a la serie Fundación de Asimov, considerando tambien a este un super Blof de 6 peliculas…

Aunque lo apoye Campbell que a su vez se apoya en Jung…

No hay nada nuevo bajo el sol….
Anónimo dijo…
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Anónimo dijo…
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Anónimo dijo…
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Els dijo…
He leído con atención tanto el post como su respectiva respuesta y no puedo más que disentir con las posturas principales esgrimidas por ambos autores (el de la entrada y el de la respuesta).

Considerar a Diablo Guardián como una novela divertida que no aporta más que la posibilidad de entretener al estilo de Harry Potter o Stephen King me parece que habla de un lector limitado más que de un autor limitado.

Soy una persona que ha leído más de 20 libros en su vida, de hecho tengo estudios de posgrado en literatura (además de que también la enseño) y creo que para encontrar la riqueza en la obra de Velasco es necesario mirar más allá de ciertos aspectos que en lugar de enriquecer la lectura, la entorpecen.

En primer lugar, hay que trascender lo lingüístico, que aparenta ser el tema central de la aportación literaria del texto pero que no es, de ninguna manera, el único elemento rescatable. Es cierto, hay un ingenio en la reproducción del lenguaje oral y también es cierto que otros escritores mexicanos se han aproximado a este tema con gran éxito. No obstante, Diablo Guardián aporta muchas más posibilidades de lectura que ésa.

Tampoco es sólo la sexualidad, la transgresión y la crítica a la mediocridad lo que debería llamar la atención del estudioso.

Por ejemplo, inserto en Diablo Guardián hay un profundo discurso religioso que habla de una tradición que enmarca tanto al español como al mexicano (y al latinoamericano). Este discurso se ha reinventado para crear nuevos lazos del individuo con la divinidad y Diablo Guardián presenta una evidencia de las posibilidades de esta transformación.

Por otra parte, los personajes de la obra se presentan en un espacio marcado por tendencias de hedonismo hiperconsumista que reflejan la transformación social global de finales del siglo pasado. Hay una evidencia del malestar de nuestra época en el texto del mismo modo que otros literatos evidenciaron su propio malestar en el pasado. No es sólo una cuestión de chicos ibero insatisfechos sino de una verdadera problemática global en torno a los fenómenos del capitalismo global, la moda y el consumo.

Desafortunadamente, veo que se asume que por ser una obra entretenida, que trata temas considerados como un tabú superado y que tiene un discurso transgresor, debe carecer de toda literatureidad posible y menos aún si la gente común está dispuesta a leerlo. Creo que esta visión habla de una incapacidad de los lectores preparados para identificar elementos más profundos que los que surgen en una primera lectura.

La cantidad de intertextos presentes en la obra aporta una gran posibilidad de lecturas (por ejemplo, las referencias musicales), por no hablar de los microdiscursos como son el tema del género(femenino/masculino), de la identidad, de lo fronterizo, etc.

Propongo a los detractores de esta obra que intenten una relectura partiendo de alguno de estos elementos de análisis para que encuentren que no sólo la ludicidad no opaca una obra literaria sino que puede contribuir a su creación de significados.
Melisa dijo…
Quizá esto no sea muy interesante o quizá a nadie le importe siquiera, pero en mi opinión, creo que no podemos demeritar una obra sólo porque a algunos les parece ser buena o malo, ya que eso es relativo para cada sujeto.
con respecto a los "post"anteriores, insisto, en qué se pueden basar para generalizar a las generaciones? quién los ha hecho críticos literarios para poder decidir si un autor entra o sale del catálogo? Dentro de esas generalizaciones burdas, hay quien afirma que por leer ese libro somos de mente mediocre al no leer más de veinte libros, por favor, no es la cantidad de libros que sea lean, si no es lo que te aporte en un contexto fuera de números. Me enoja que desprecien algo así sin ver la sustancia en su parte más objetiva. Y aparte, esto no significa que no conozcamos otros autores como los ya mencionados, un Kafka, un Revueltas, un Serna, un Camus, Sartre o la infinidad de autores que existan.
Es entonces donde dicen que es esa pose de intelectuales sirve para relucir en una buena conversación o en un buen sitio, o no? si no existe la pluralidad cómo pretendemos separar esas partes objetivas y subjetivas.
Por cierto no es que sea una gran fanática de Velasco, ni mucho menos de 'Violetta'
o de 'Pig', pero eso de las etiquetas no lleva a ninguna parte.

Melisa
Dr. H.H. Orange dijo…
mi estimado profesor de ciencia y técnica con humorismo, en primer lugar debería hacer las correcciones en la entrada pues el nombre del personaje es "Violetta" y no Violeta, lo considero importante por que, en la novela menciona que en su nombre lleva 2 cruces que son las dos "t" del nombre.
en cuanto a lo demás no olvidemos que la novela trata de dar pie a un realismo fantástico de la época moderna. no puedes comparar un amor en tiempos del cólera, con esta que para mi seria amor en tiempos del celular, blog y redes sociales.
en general y enfocados únicamente a la historia, me parece excelente la forma de desarrollarse y como quien esta libre de pecado tira la primera piedra ¿usted no se rio con la parte del comandante pito corto?: pero claro esa es la parte mas subjetiva de mi comment; la novela tiene tanto éxito, por que la gran mayoría de la gente en nuestro país vive en la clase media, tiene padres de clase media, abuelos de clase media, etc. por que obviamente a nadie le gusta creer que es pobre, esto marca una identificación inmediata con ambos personajes, ¿o acaso no cada vez las faldas de las mujeres de clase media son mas cortas? en mi caso mi identificación con los personajes fue: uno, la sociopatia de pig y dos mi, inclinación por mujeres fatales.
entrando en otro tema, discrepo con la idea de que seria mejor en 70 paginas que en 500, es como decir que niebla de Unamuno seria mejor con las ultimas 20 pag. nada mas o que cien años de soledad se puede resumir en el ultimo párrafo.
por ultimo, si bien la cuestión del lenguaje es "novedosa" es cierto que llega a cansar muchísimo ¿aja?, pero de una u otra forma es esta parte la que le da una identidad única a cada uno de los personajes, rebuscado y pensativo sociopata-PIG y witch-disfrazada de Bitch de la clase media mexicana ¿aja?. en términos generales el libro es perfecto, para acercar a los jóvenes a la lectura y en mi opinión eso ya es muy afable por si mismo, ya que eso es una de las tres cosas que mas le hacen falta a este país para crecer, cierto es que no nos viene a mostrar el hilo negro, pero de ser sincero hoy en día leo mas de 12 libros al año, y fue gracias a esta novela (que leí en 2004, por una Femme Fatal de nombre... "Briseida") que conocí a Nietzche, a Freud, Saramago, Garcia Marquez, Vargas Llosa, Hermas Hesse, Unamuno, Thomas Harris, Dante, Saavedra (en mi opinion mucho mejor que "Chakespiare"), Cortazar, Kant, Schopenhauer, Bukowsky, etc.
Salvatore dijo…
Mi estimado Dr. H.H Orange, antes que nada agradezco la profusa misiva que usted subscribe en este espacio, y si bien concuerdo con lo que me dice en términos de significación personal para usted de esta popular novela. Me complace saber que gracias a ella entró al fascinante mundo de las letras.
Sin embargo, insisto, si nos atenemos al mero planteamiento formal de la obra. Al mal uso del lenguaje, a los pasajes de relleno de la que consta la misma, a lo burdo de su planteamiento temático, y la calca al carbón de lo hecho 40 años antes por los jóvenes -en aquel entonces- escritores Parménides García Saldaña, José Agustín y mi maestro, Gustavo Sainz, la obra no sólo no aporta nada nuevo, sino que en ciertos pasajes, escenas, diálogos, momentos y atmósferas es demasiado parecida a la de estos tres autores.
En este tipo de blogs y twitter, en donde es muy fácil adueñarse de lo que no es propio, es fácil entender el éxito de esta obra bajo el contexto del mundo del consumo, que no crea obras o artistas, sino productos.
Y por otra parte, no debemos dejar de lado, el hecho, de que muchos lectores de esta obra desconocen la tradición de La literatura de la onda, y en ese sentido todo les parece tan claro y fresco, cuando en realidad sólo es un buen refrito de aquel movimiento, que en su momento fue severamente reprimido y atacado por las altas esferas de la cultura en México.
Así que lo invito a que lea Gasapo de Gustavo Sainz y De perfil de José Agustín, ambas piezas ubicadas en el contexto de la clase media mexicana emergente. Velasco siempre ha sido un niño de papi, que vive cómodamente en Coyoacán. A quien la clase media le tiene sin cuidado.
Aún así me da un gusto enorme que este libro haya sido para usted, como lo ha sido para sus 200 mil lectores más la puerta de entrada al fascinante, complejo y profundo de la lectura.
Agradezco sinceramente a autores como Velasco, el que los jóvenes se acerquen a su obra y descubran cosas, que les permitan en el futuro, ser los próximos escritores de su generación.
Quedo a sus órdenes, y agradezco una vez más su interés por esta bitácora de lector, que con tanto esmero y honestidad escribe su seguro servidor.

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