El concierto de los peces


El concierto de los peces
Halldór Laxness
Turner
Enrique Bernández (traductor)

“Islandia es un terreno rocoso, azotado por el viento, sin árboles, poco adecuado para lo que sea, excepto criar ovejas y pescar. ‘Inhóspito’ viene a la mente. Imponente. Extraño. Trozos colosales de hielo azul que flotan en lagos glaciales ribeteados de fango en ebullición. Escarpadas montañas con formaciones que parecen cabezas humanas. Volcanes, géiseres, glaciares, grietas en la tierra por donde escapan gases y extensas zonas cubiertas por lava solidificada que trazó escabrosos paisajes visitados por los astronautas en los sesenta para que se hicieran una idea de lo que tendrían que enfrentar en la Luna”. Fragmento del reportaje: La lucha por el poder, escrito por Marguerite Del Guidice, publicado por National Geographic en español, marzo de 2008.


Islandia el último bastión europeo. Quizá uno de los lugares más remotos del planeta. Puerta del Círculo Polar Ártico. Con una población actual de 311, 396 habitantes. Dos terceras partes de las cuales viven en Reykiavik, su capital. Isla conquistada por Vikingos. Lugar de origen de la célebre cantante Björk. Refugio —hasta su reciente muerte, en enero de este año— del genio estadounidense del ajedrez, el ex campeón del mundo Bobby Fischer. Islandia es un país desarrollado, el quinto en términos de PIB per capita a nivel mundial y el primero en desarrollo humano; y es el escenario de la extraordinaria novela El concierto de los peces, escrita por el Premio Nobel de Literatura de 1955, Halldór Laxness.



El concierto de los peces
es un libro entrañable; quizá sería mejor definirlo como extravagante, aunque su temática diste mucho de serlo, ya que la historia que se narra es la de una formación a la manera más tradicional. El protagonista, Alfgrímur, es abandonado por su madre al nacer y se cría en la casa/hostal de un humilde pescador, Björn de Brekkukot, que le acoge como si fuese su propio nieto. En esa vivienda, habitada por huéspedes pintorescos, el niño crece aprendiendo la
curiosa y cabal visión del mundo de su cuidador, que tiene la opinión de que pescar es el oficio más importante que puede llevar a cabo un hombre. Alfgrímur, sin embargo, siente cierta pasión por el canto, que se ve reforzada cuando descubre que un medio pariente suyo es el gran Gardar Hölm, cantante de fama internacional, orgullo de Islandia y tipo raro donde los haya. [A mí me
recuerda a mi amigo Carlos Bautista].


La novela es sencilla —que no por ello simple—, narrada de forma llana y accesible, casi como si fuera una narración oral que empuja al lector con una prosa danzante, misteriosa y subyugante. Al estilo de las baladas islandesas (rómur, según parece), la entrada en la madurez de Alfgrímur se desgrana con un sentido del humor en extremo peculiar, no sabe uno si típico del país o sólo del escritor, con un bellísimo hincapié en los detalles, en las pequeñas historias que conforman su universo de pescadores, comerciantes y granjeros.

Poder llevarnos de la mano hasta un país tan lejano geográfica, social y culturalmente es uno de los grandes méritos de esta bella novela. A pesar de contar con un estilo —que según parece se remonta a las sagas de los Vikingos—, ese espíritu naturalista que recorre la novela es universal: las fuerzas telúricas, el amor hacia las cosas banales, la conciencia pura y sin dobleces, todos estos rasgos, y algunos más, unen al lector con la historia narrada de una manera singular, con un lazo firme y cálido. Puede que Laxness sea poco conocido; pero todo aquel que se acerque a este libro no saldrá decepcionado en absoluto.


Anécdotas curiosas que me ocurrieron, mientras leía la novela


Ahora fueron tres:


La primera.-
Hubo muchos puntos en común con respecto a la anterior novela de un Premio Nobel que había leído (El tambor de hojalata, Günter Grass). Se me hizo curioso que de nuevo sea un niño el que nos cuenta la historia de su vida, y su entrañable camino hacia la madurez.
Aunque en contextos distintos, ambas novelas son bastante disparatadas y estrambóticas. Curiosamente su fecha de publicación es cercana. El concierto (1957), El tambor (1959). Uno de sus temas —la importancia de la música en la formación humana— está presente en ambas, prácticamente desde sus títulos.

La segunda.
- El día que terminé de leerla el presidente de Islandia, Ólafur Ragnar Grímsson, visitó la ciudad de México para reunirse con su homólogo mexicano.

Y la tercera.-
Este mes aparece en una de mis revistas favoritas —National Geographic— un extenso reportaje acerca de este lejano país subártico. Utilicé parte del mismo al inicio de esta entrada. ¿Qué curioso, no?


Comentarios

Paz de la Vida dijo…
Me gustaria escuchar ese concierto !!!
Sabes que cuando Bjork visito Chile se puso a cantar en su lengua natal y de verdad que era especial escucharla !!!
Cariños Salvador !!!!
Humanoide dijo…
El único escritor de islandia que conozco es Snorri Sturluson y es un escritor fascinante.

Realmente estar en aquellas latitudes debe transformar tu cerebro... después de todo es más parecido a vivir en la luna que en la tierra...

No creo que esté editado este libro en Argentina.

Una pena.
arcgabriel dijo…
OYE BRO!

Què bien ese rollito de:

Anecdotas curiosas mientras leìa la novela.

Espero que no le merme y que las tengamos en cada post.

Armè un post de las letras y los madrazos. El box y la literatura. a ver si pasa para que le èche un hojaldre de mole.

SALUDOS.
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