Cuatro ensayos literarios.

Cuatro escritores rituales.
Alberto Ruy Sáncez.
Ediciones sin nombre/ CONACULTA.
2001.

Toca el turno de comentar este estupendo libro de cuatro ensayos literarios en torno a la obra de cuatro escritores Juan Rulfo, Álvaro Mutis, Severo Sarduy y Juan García Ponce, analizados desde el punto de vista de otro escritor, pero sobre todo apasionado lector: Alberto Ruy Sánchez, de quien en este mismo espacio he comentado su maravillosa novela Los nombres del aire (véase la entrada correspondiente al jueves 27 de abril de 2006), misma que daría inicio a la saga de Mogador y que la valiera el Premio Xavier Villarruitia.

La verdad es que el trabajo ensayístico no es menos meritorio que el narrativo. Con una profanidad y claridad el autor nos introduce por el fascinante mundo de los cuatro escritores que comenta, introduciéndonos a su vez en el procedimiento ritual construido por la escritura y la lectura:

Es un hecho admitido normalmente que la literatura nos abre compuertas de la sensibilidad. Nos hace percibir el mundo de otra manera. Lo que no es tan normal es comprender que la escritura es un procedimiento ritual. La aparición del instante poético, en verso o en prosa, es equivalente a una revelación, a “una porción de eternidad”. Escribir es, para algunos escritores, provocar esa revelación.

La escritura misma, desde sus orígenes, está vinculada estrechamente con la idea de que el mundo es algo más de lo que vemos y tocamos. Por eso, Tzuetan Todorov, en su utilísimo Diccionario enciclopédico de las ciencias del lenguaje, afirma que “el estudio de la escritura debe enfocarse desde una perspectiva etnológica. Porque la escritura misma, más aún que el que habla, parece relacionada con la magia, la religión, la mística”. Es decir que desde su principio mismo la escritura tiene un vínculo ritual.

Vínculo ritual que sólo puede estar completo, si existe ese otro místico personaje que es el lector, motivo por el que te invito a que te adentres en estos fascinantes ensayos, que además de ser breves son muy concretos y al vez poéticos.