Mujeres a la orilla del río

Mujeres a la orilla del río
Heinrich Böll
DEBOLSILLO
1985


Este autor alemán es uno de mis favoritos por varias razones. Una de ellas es porque sabe capturar las tensiones de la vida cotidiana, como muy pocos: logrando verdaderos cuadros hiperrealistas, en donde los miedos más comunes — y por eso mismo, los más terroríficos se dan cita— ; así como las complicadísimas relaciones de poder que establecemos en nuestras sociedades humanas.


Para Böll la literatura es un ejercicio que le permite elaborar poderosas reflexiones en torno a la condición humana. Le interesa sobre todo demostrar que prácticamente toda la existencia humana está sustentada en los complejos juegos de poder que establecemos con nuestro entorno social. Para Böll ningún individuo está exento de participar en este peligroso juego, en donde incluso el más poderoso puede sufrir de los abusos que el mismo inflige a los débiles. El poder como manifestación de superioridad y control sicológico. El poder y sus posibilidades simbólicas. La manera en que el poder nos seduce y agrede a la vez, son sólo algunas de las variantes del tema a lo largo de su importante obra.


En el caso de Mujeres a la orilla del río (Frauen vor flusslandschat), asistimos a la muerte de la burguesía de la posguerra alemana. Una clase constituida por condes, marqueses y duques que trata de ocultar su estado de franca decadencia — tras el término de la Segunda Guerra— con el simple hecho de negarse a aceptar que sus mejores tiempos han pasado ya; y que el fin de la guerra ha terminado de desmoronar su poder jerárquico por completo. Ahora cada uno de sus miembros deberá enfrentarse al complicado proceso de reconstrucción que le llevará a Alemania poco más de 40 años. Su situación es inédita: ahora han quedado ante el mundo entero como “los malos de la película”. Carentes de toda identidad nacional, desamparados económicamente y desprotegidos, cada uno de los personajes trata desesperadamente de aferrarse a sus memorias más preciadas. Pero pronto descubrirán que ni siquiera eso podrá sostener lo insostenible: el fin de los de su especie está cerca. Y la frase régimen democrático se yergue más que como una amenaza, como un ultimátum.


Poderosa novela póstuma de una de las glorias de las letras alemanas del siglo veinte, que nos recuerda que no importa quiénes seamos; ni a qué clase social pertenezcamos, todos — como todo lo humano— estamos irremisiblemente condenados a desaparecer en el olvido más frío, oscuro y absoluto.