Destruir, dice



DESTRURIR, DICE / ABAHN SABANA DAVID
Marguerite Duras
Barral, 1972.


Pocos libros me resultan tan inquietantes — por raros— como los de la célebre escritora francesa Marguerite Duras. Recuerdo aún la primera novela que leí de ella: El amante de la China del Norte, que narra una parte autobiográfica de la vida de esta controvertida escritora, que nació en la Conchinchina en 1914, y que viviera en oriente hasta 1938. La novela habla de los amoríos que la autora sostuvo con un importante hombre oriental de negocios, quien estaba comprometido de antemano con otra mujer. Para ella se trata de su rito de iniciación al mundo del deseo y el amor. Para él, a pesar de que la ama profundamente, se trata más bien de una tortura y de una vana confrontación ante los cánones de la sociedad que le ha tocado vivir. De esta novela existe una versión previa, conocida simplemente como La amante, que en México se publicó en la editorial Tusquets, en su colección Andanzas.

La lectura de esta novela me dejó un extraño sabor de boca. Yo había oído hablar muchas cosas interesantes de la obra antes referida; y de la autora. La verdad es que no me gustó mucho, pero en aquella ocasión pensé que quizá aún no estaba listo para poder ingresar al extraño mundo de esta singular autora, que también fue bastante célebre por sus guiones cinematográficos, y las adaptaciones que hacía de sus propias novelas para el cine. Cine y literatura poblaron un prolífera obra, que la llevo a convertirse en una de las escritoras francesas más importantes del siglo pasado.

Hace poco más de un año, compré un libro que comprende dos de sus últimas obras, — creo incluso que una es póstuma— a las que no me atrevería a llamar novelas: me parecen más bien piezas teatrales; o bien apuntes para un guión cinematográfico. Ambas historias son de una sencillez argumental (que de haber sido contadas de otra forma, no sé qué tan bien resultarían como piezas de narrativa). En la primera Destruir, dice, asistimos al exilio voluntario de cuatro personajes, dos mujeres y sus dos hombres, que han decidido por “exiliarse” de la sociedad y hospedarse en un apacible hostal en una provincia alejada de la civilización y la urbe. La narración es prácticamente inexistente: todo se desarrolla a partir de diálogos, en los que el lector debe identificar por el tono, y las palabras utilizadas de cuál de los cuatro personajes se trata. Pronto nos daremos cuenta que cada uno de ellos trata de huir de sus propios fantasmas en vano.

En la segunda, no menos enigmática Abahn Sabana David la autora hace uso del diálogo para tratar el tema de la discriminación racial, que sufren los individuos de origen árabe en Francia. A la luz de la intensa ola de violencia que se vive actualmente en el país galo, debido precisamente a los problemas tan fuertes que encuentran los árabes y musulmanes (y sus descendientes); la historia es más actual que nunca. En éste Sabana y David, son enviados por un traficante de armas denominado simplemente Gringo, a exterminar a Abahn, un antiguo esbirro de éste. Todo el libro se centrará en las razones que tienen estos dos personajes para acabar con la vida de Abahn; y en cómo éste hace todo lo posible para mantenerse con vida, sólo para demostrar que el único enemigo en esta historia es Gringo y no él, ya que, con su “choro racista” no ha hecho sino exaltar a dos jóvenes a tener odio hacia lo OTRO; que Abahn representa. Esta última historia se me hizo más interesante que la primera, por su obvio trasfondo político.

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