El poder positivo del pensamiento negativo



El poder positivo del pensamiento negativo
Utiliza el pesimismo defensivo para reducir tu ansiedad y rendir al máximo
Julie K. Norem
Elisabet Cabeza (Traductora)
Paidós
Barcelona, 2002

"En cualquier momento es saludable poner, de vez en cuando, un signo de interrogación a todo lo que siempre hemos dado por hecho y sabido". BERTRAND RUSSELL. 

Probablemente este libro sea uno de los mejores que he leído de sicología aplicada. De entrada el título es bastantes sugerente y muestra una marcada línea contraria a lo que uno habitualmente se topa en los anaqueles de desarrollo humano. 

Como todos sabemos, la mayoría de los libros de este tema hablan de la importancia de desarrollar un pensamiento positivo y sus múltiples beneficios en las diversas áreas de nuestra vida. Sin embargo, la doctora Norem, comienza su inteligente libro argumentando que ella misma leyó y asistió a cientos de conferencias en donde estas ideas se tornaban casi dogmáticas: si eres positivo tendrás éxito; si no, no. 

Ella siendo una reconocida doctora asociada del Departamento de Psicología de la Universidad de Wellesley, y declarada pesimista defensiva, decidió emprender una investigación seria sobre el pesimismo defensivo y sus ventajas. 

De entrada, la doctora Norem argumenta sólidamente que cada persona es distinta, y que no a todos nos quedan las mismas cosas, ni nos van bien las estrategias de otros. Así que para ella, el querer e insistir tanto en que todos deberíamos ser más positivos y menos aprensivos con las cosas; simplemente es una falacia. 

Por otra parte, el libro no habla de diversos tipos de pesimismo, se enfoca en uno solo, que es el pesimismo defensivo. La autora nos habla de que todos y cada uno de nosotros tenemos diferentes formas de ver el mundo, y por ende, diversas estrategias para enfrentar la ansiedad que los retos que la vida cotidiana nos va planteando. Así a algunos les funciona muy bien ser optimistas estratégicos, es decir personas que tienen una sólida imagen de sí mismos y de sus capacidades, por lo que proyectan mucha seguridad y suelen ser personas altamente brillantes, atractivas y exitosas. Mientras que otros les funciona ser pesimistas defensivos, que no es otra cosa que prever todo lo que pude interponerse entre nosotros y nuestras metas. Bien visto, ambas estrategias, son sólo dos formas en que la gente combate a la ansiedad. 

¿Qué tan buena es una estrategia sobre la otra? A lo largo del libro, Norem, nos va mostrando que independientemente cuál de las dos estrategias se utilicen, su éxito dependerá fundamentalmente de dos cosas: las circunstancias en que se presentan los retos y la personalidad de quien los enfrenta. 


Queda claro también que si a uno le funciona su estrategia (sin importar cuál sea) más vale seguir utilizándola. Porque no son pocos los casos en donde a un pesimista defensivo se le trató de convencer de que "todos esos problemas que preveía no sólo no lo eran, sino que eran meras especulaciones basadas en nada". Sobra decir que los resultados ante el cambio de estrategia fueron siempre poco alentadores. 

A lo largo de este buen libro, que confieso puede acabar antes, pero simplemente no quería hacerlo, también se demuestra que tanto optimistas estratégicos como pesimistas defensivos tienen las mismas oportunidad de ser felices y salirse con la suya. 

También es importante mencionar que no porque una persona sea particularmente pesimista (u optimista) en ciertas áreas de su vida, lo sea en todas. Porque siempre hay ciertas cuestiones en las que nos sentimos menos cómodos que en otras. 

Finalmente, me parece que estamos ante un gran libro, por el simple hecho de que rompe definitivamente con el molde clásico del desarrollo humano, y nos muestra que no todo en la vida es ser positivo. La doctora Norem, mantiene una línea argumental sólida para mantener su punto: "no a todos nos resultan bien las mismas estrategias de otros", y es bastante prudente al mencionar que tanto el optimista estratégico y el pesimista defensivo, si llevan al extremo corren el riesgo de fracasar en su intento por lidiar con la temida ansiedad. 

Para finalizar, les dejo aquí la transcripción de una de mis partes favoritas del libro, y sobra decir que lo recomiendo ampliamente, sobre todo para las personas que siempre tienen a ver "el vaso medio vacío", quizá no sólo descubran un montón de cosas sobre sí mismos, sino además obtendrán (todos los que lo lean) la bella y antigua lección de que: ¡ESTÁ BIEN SER DIFERENTE!


LAS VENTAJAS DEL PESIMISMO

En cierta ocasión, en una entrevista, me preguntaron si pensaba que la sociedad trataba a los pesimistas defensivos como a los zurdos en el pasado, y es una excelente analogía en muchos aspectos. Al igual que en el uso de las manos en el pasado, el pesimismo y el optimismo, ahora e históricamente, han tenido connotaciones morales. El pesimismo es siniestro ante la diáfana simplicidad del optimismo, indica una sospechosa falta de fe. 

Presunciones equivocadas sobre el uso de las manos empujaron a maestros y padres a lo largo de generaciones a forzar a los niños zurdos a utilizar la mano derecha. Ahora la cosa ha cambiado. Las personas zurdas tal vez todavía tengan dificultades en un mundo pensado para diestros, pero sabemos que forzarles a cambiar no funciona ni es necesario porque pueden hacerlo todo tan bien como los diestros, aunque sean distintos. 

La aceptación de los zurdos no implica rechazar o denigrar a los diestros, aunque queden al descubierto algunas de nuestras concepciones erróneas. 

Del mismo modo, defender el pensamiento negativo en algunas circunstancias no tiene nada que ver con criticar el pensamiento positivo. Los pesimistas defensivos actúan de una forma distinta y, aunque a veces les cueste mayor esfuerzo, son perfectamente capaces de conseguir lo que se han propuesto. No necesitan curarse de su pensamiento defensivo. Es más, su pesimismo defensivo es el remedio para la ansiedad que padecen. 


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