Camera Lucida


Camera Lucida
Salvador Elizondo
Fondo de Cultura Económica
Colección Letras mexicanas
México, 2001

Las obsesiones de Elizondo son claras y perduran a lo largo de su críptica obra. Pero todas ellas pueden resumirse en una sola, que son tres al  mismo tiempo: la escritura, la memoria de lo que se ha leído y escrito,  y el deseo de escribir.

No es un autor fácil. Es bastante denso y lleno de referencias a otras obras de diversos autores, Mallarmé, Conrad y Joyce, por mencionar algunos de los más citados explícitamente, que si uno como lector no las tiene, puede perderse con extrema facilidad y hallar un campo estéril, aburrido e incluso mortificante. Creo que es uno de esos autores que no permite las medias tintas: o lo detestas o lo admiras, no hay más. 

Mi tocayo Elizondo, un verdaro portento de las letras nacionales, era un hombre que imaginaba que el mundo entero era un gran libro, el cual, él hubiera deseado poder escribirlo. Y a lo largo de su obra esta necesidad se transforma en metatextualidad, en un palimpsesto sin principio ni fin, cuyo único propósito es escribirse y saberse escrito. 



"La escritura se convierte en una cámara clara: un dispositivo regulador del equilibrio entre la cosa, la imagen de la cosa y la idea de la cosa. Mediante sus prismas, Elizondo confecciona literatura para reflexionar sobre la literatura, sus mecanismos y sus intérpretes: escribe 'el envés de la trama'. Guía heteróclita, recopilación de artículos que narran y ensayan aparecidos en las revistas Plural y Vuelta como invenciones míticas, históricas, donde ciencia y arte se vuelven sentido de la creación, cuya tinta mental se adentra tanto en lo poético-filosófico como en la memoria y lo imposible. Camera lucida es el instrumento de la revisión literaria". 

Varios son los textos que me cautivaron de este volumen, pero si tuviera que decantar y quedarme con los que más he disfrutado me quedaría sólo con dos: La decadencia de la tristeza y La luz que regresa. El primero una suerte de ensayo acerca de la tristeza y su importancia en el arte. El segundo un bellísimo relato fantásticos, en donde el profesor Moriarty, quizá el archienemigo de Sherlock Holmes, crea una máquina para viajar en el tiempo, y hace una breve demostración de su funcionamiento. Ambas, ¡joyas literarias!



Salvador Elizondo (1932-2006) fue un connotado narrador, ensayista, poeta, dramaturgo y traductor, cursó letras y artes plásticas en la UNAM. Hizo estudios superiores en diversas universidades del extranjero, entre ellas Cambridge, y en el Institut des Hautes Études Cinématographiques. Fue becario del Centro Mexicano de Escritores, así como de las fundaciones Ford y Guggenheim. Colaboró en varias revistas y suplementos culturales de nuestro país, como Excélsior, Universidad de México, Unomasuno y Vuelta, entre otros. Fue miembro de la Academia Mexicana y del Colegio Nacional. En 1965 recibió el Premio Xavier Villaurrutia por su novela Farabeuf y en 1990 el Premio Nacional de Letras por el conjunto de su obra.


Comentarios

Salvatore dijo…
Sueño que escribo que Salvador Elizondo me escribe soñando que escribo igual de bien que él.

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