El masaje erótico
El masaje erótico
Marina del Carmen
Editorial Diana
México, 2004
"Según las creencias orientales, el sexo es mucho más que una serie de posturas encaminadas a conseguir el orgasmo, pues la sexualidad abarca al individuo en su totalidad. No somos simples acróbatas genitales, sino una compleja armonía entre sensualidad y espiritualidad. Por eso, al contrario de lo que ocurre con el terapéutico, en el masaje sensual es mucho menos importante lo que hagan nuestras manos que lo que haga nuestro espíritu y nuestro corazón, pues únicamente requiere un grado de intimidad entre los amantes que va más allá de lo manual". Marina del Carmen.
Es un bello manual y tratado que nos explica los enormes beneficios que el masaje, particularmente el erótico, reporta en la salud física, emocional y espiritual de quienes la practican. Cabe destacar que el libro está bellamente ilustrado con imágenes, que sin llegar a ser explícitas, podrían perturbar a alguna que otra alma puritana.
"No hay nada más natural que el contacto físico, pese a que en la sociedad occidental actual lo hayamos relegado a la práctica del acto sexual en la cama. Encorsetados por mil y un prejuicios y temores, hemos olvidado a un gran aliado: el tacto. Sin embargo, pocas cosas hay más enriquecedoras que una caricia o nada resulta tan reparador como recibir un masaje de unas manos cálidas y suaves, y más aún si esas manos son de nuestra pareja. Todo nuestro cuerpo es una zona erógena y, por tanto, es capaz de responder sensualmente al contacto. Por medio del masaje, la piel, un tejido lleno de miles de terminaciones nerviosas, recibe y, al mismo tiempo, transmite mensajes y sensaciones a todo el cuerpo, proporcionándole una maravillosa sensación de bienestar y sensualidad".
El libro comienza con una breve historia acerca del masaje y sus múltiples beneficios.
Me gustó el libro por las ilustraciones que están bastante eróticas, sin llegar a ser porno, y por las sencillas explicaciones de la doctora del Carmen. Coincido con ella, en el punto en que vivimos en una sociedad "que ha relegado el sentido del tacto, sólo a la intimidad", siendo que éste además de proporcionarnos placer, también nos brinda consuelo emocional y espiritual. En una sociedad tan estresante como la nuestra, ¿quién no necesita un apapacho de vez en diario?.
Permitirnos tocar con cariño, deseo y respeto a nuestra pareja puede contribuir enormemente a fortalecer los vínculos con ella, de manera tal que la relación pueda permanecer saludable por mucho tiempo; logrando, en muchos casos, superar el enorme obstáculo de la monotonía: enemiga principal de toda relación.
A todos nos hace falta sentirnos queridos y deseados. La mejor manera de demostrarlo es utilizando adecuadamente el sentido del tacto.
Lo cierto es que el masaje sensual nos proporciona una información increíble sobre nuestra pareja, que probablemente no pudiéramos conseguir de otra manera, además de reactivar nuestra capacidad para dar y recibir placer, y amar a través del tacto y las caricias. Algo que pude resultar ajeno a muchos de nosotros, los occidentales.
Marina del Carmen
Editorial Diana
México, 2004
"Según las creencias orientales, el sexo es mucho más que una serie de posturas encaminadas a conseguir el orgasmo, pues la sexualidad abarca al individuo en su totalidad. No somos simples acróbatas genitales, sino una compleja armonía entre sensualidad y espiritualidad. Por eso, al contrario de lo que ocurre con el terapéutico, en el masaje sensual es mucho menos importante lo que hagan nuestras manos que lo que haga nuestro espíritu y nuestro corazón, pues únicamente requiere un grado de intimidad entre los amantes que va más allá de lo manual". Marina del Carmen.
Es un bello manual y tratado que nos explica los enormes beneficios que el masaje, particularmente el erótico, reporta en la salud física, emocional y espiritual de quienes la practican. Cabe destacar que el libro está bellamente ilustrado con imágenes, que sin llegar a ser explícitas, podrían perturbar a alguna que otra alma puritana.
"No hay nada más natural que el contacto físico, pese a que en la sociedad occidental actual lo hayamos relegado a la práctica del acto sexual en la cama. Encorsetados por mil y un prejuicios y temores, hemos olvidado a un gran aliado: el tacto. Sin embargo, pocas cosas hay más enriquecedoras que una caricia o nada resulta tan reparador como recibir un masaje de unas manos cálidas y suaves, y más aún si esas manos son de nuestra pareja. Todo nuestro cuerpo es una zona erógena y, por tanto, es capaz de responder sensualmente al contacto. Por medio del masaje, la piel, un tejido lleno de miles de terminaciones nerviosas, recibe y, al mismo tiempo, transmite mensajes y sensaciones a todo el cuerpo, proporcionándole una maravillosa sensación de bienestar y sensualidad".El libro comienza con una breve historia acerca del masaje y sus múltiples beneficios.
Me gustó el libro por las ilustraciones que están bastante eróticas, sin llegar a ser porno, y por las sencillas explicaciones de la doctora del Carmen. Coincido con ella, en el punto en que vivimos en una sociedad "que ha relegado el sentido del tacto, sólo a la intimidad", siendo que éste además de proporcionarnos placer, también nos brinda consuelo emocional y espiritual. En una sociedad tan estresante como la nuestra, ¿quién no necesita un apapacho de vez en diario?.
Permitirnos tocar con cariño, deseo y respeto a nuestra pareja puede contribuir enormemente a fortalecer los vínculos con ella, de manera tal que la relación pueda permanecer saludable por mucho tiempo; logrando, en muchos casos, superar el enorme obstáculo de la monotonía: enemiga principal de toda relación.
A todos nos hace falta sentirnos queridos y deseados. La mejor manera de demostrarlo es utilizando adecuadamente el sentido del tacto.
Lo cierto es que el masaje sensual nos proporciona una información increíble sobre nuestra pareja, que probablemente no pudiéramos conseguir de otra manera, además de reactivar nuestra capacidad para dar y recibir placer, y amar a través del tacto y las caricias. Algo que pude resultar ajeno a muchos de nosotros, los occidentales.
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