El extranjero

El extranjero 
Albert Camus
José Ángel Valente (Traductor)
Alianza/ Emecé



El aclamado Premio Nobel de Literatura francés (1957), Albert Camus, de quien el pasado día 4 de este mes se celebrara su 56 aniversario luctuoso, filósofo, seguidor de la corriente filosófica conocida como absurdismo y el nihilismo, autor de diversas novelas, ensayo y teatro; tiene una que siempre he hallado profundamente inquietante y perturbadora: se trata de El extranjero. Obra que releo, por tercera vez, y cada que lo hago, me voy sintiendo cada vez más asqueado de la actitud y comportamiento insensible e inhumano del protagonista, Meursault.

Escrita originalmente en 1942 la obra trata de reflejar como la sociedad va deshumanizando a los individuos que la conforman, al grado extremo de cometer un asesinato y no sentir remordimiento alguno.

La anécdota aunque simple es tremendamente efectiva: un hombre de mediana edad recibe un telegrama. Su madre ha muerto en el asilo de Marengo, a 80 kilómetros de Argel. Meursault pide permiso para asistir el fin de semana a los servicios funerarios. Una vez ahí, se muestra frío, insensible, calculador. Conoce a una chica, Marie, con quien tiene relaciones. Después conoce a un tal Raymond, quien le pide ayudarlo a vengarse de su mujer, y escriba una carta. Después de un altercado con los familiares de esta mujer, que son árabes, Meursault vuelve a su habitación. Pasa una noche más con Marie, a quien le dice que no la quiere. Ella le sugiere que se casen y el accede. A él le da igual. Esa misma tarde, se encuentra causalmente en la playa con uno de los árabes con los que había tenido un altercado con antelación; y como lleva una pistola lo mata, sin mostrar ninguna emoción. Es llevado a juicio y condenado a la pena capital. Durante el proceso, es indiferente y no muestra nunca, ni siquiera en el último momento, signos mínimos de arrepentimiento.


Camus escribe esta obra bajo el contexto de la frustración y la desesperanza de la Europa de la posguerra. La novela es tan sólo un pretexto para enumerar la carencia de valores del mundo posmoderno; y como la vida de los individuos es corroída por la cotidianidad y gobernada por fuerzas anónimas que, al despojar a los hombres de la condición de sujetos autónomos, les eximen también de responsabilidad y culpa.



Quizá el accidente de tráfico que le quitó la vida, cuando sólo contaba con 46 años de edad, sea una clara muestra de lo que Camus quiso manifestar en su obra: que al final de cuentas la vida es absurda y todo lo que le otorga valor y significado, también.



Esta es la tercera vez que releo esta novela. La primera vez, cuando tenía 19 años, me pareció muy reveladora. A los 27, me dejó un mal sabor de boca, por el personaje principal. Y ahora, a los 40, francamente me deprimió bastante y terminé odiando a Meursault: cuya actitud nihilista y anodina, terminó por causarme bastante asco y pena por el personaje. Además de un poco de miedo de saber que hay potencialmente millones de personas reales, que como él, no respetan la vida humana en lo más mínimo.



Si andan medio depres; no la recomiendo. Si no la conocen, léanla para saber de qué les hablo. La verdad es que una gran novela y creo que el autor cumple con su cometido al hacernos ver lo inhumanos que nos ha vuelto nuestra sociedad. Y como dice Aute: "lo terriblemente absurdo de estar que es estar vivo".









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