El mal de la muerte

El mal de la muerte
Marguerite Duras
José M. G. Holguera (Traducción)
Tusquets
Colección La sonrisa vertical 
1984







Hoy todo mundo habla de Las 50 sombras de Grey, de las que no puedo opinar nada, porque no la he leído, salvo que es todo un fenómeno de ventas. Lo cual, no me sorprende, si tomamos en cuenta a la gran cantidad de personas que han tenido una vida sexual poco placentera, reprimida o bien no conocen nada del BDSM (Bondage, Disciplina y Sado Masoquismo). 



En este espacio hemos recomendado anteriormente La Historia de O, novela erótica francesa de Pauline Réage, que también pertenece a la magnífica colección de Tusquets, La sonrisa vertical.  Y ahora toca el turno a este poético, erótico y tánico relato breve de la Duras, que me ha cautivado, y me ha mostrado una faceta incluso más erótica que en otras novelas de ella como El amante o La amante de la China del norte. 



Aquí el texto es mucho más interesante y más experimental. Sus búsquedas formales, repercuten principalmente en el uso del lenguaje y la poética, cadenciosa y cachonda prosa. El resultado, es una pequeña obra maestra. Verdadera literatura erótica, que no porno, que cautiva al lector con su audacia, gracia y encanto narrativo. 




El mal de la muerte nos cuenta brevemente la historia de un hombre aquejado por un mal terrible, que lo mata en vida: la impotencia de amar. 

Este hombre, en un intento desesperado de supervivencia, alquila por unas noches a una joven en cuyo cuerpo él espera aún encontrar, al menos por primera y última vez, esa vida que se le va, que se la ha ido ya...o que jamás tuvo. Pero, entre los gemidos del sexo, en los revuelos de las sábanas semejante al de las olas del mar oscuro que les rodea (al menos metafóricamente), ella no percibe en él otra cosa que los estertores de una muerte irremediable. 


Con éste y El hombre sentado en el pasillo, la Duras llegó a sus 70 y la perfección literaria: su brevedad, su concentación, su densidad sólo comparable a la esencia de un perfume cuyo aroma permanece largo tiempo en la piel y la memoria. 

Marguerite Duras, cuyo verdadero nombre era Marguerite Donnadieu, nació en 1914 en la Indochina francesa. Mujer combativa y comunista luchó en la Resistencia ante los alemanes. Después sobrevivió al tabaco y el alcohol, cambiando su trinchera por la escritura, a la que nunca abandono hasta el día de su muerte, acaecida el 3 de marzo de 1996. Dejó tras de sí una basta y estupenda obra de casi un centenar de obras entre narraciones, guiones cinematográficos, piezas teatrales y ensayos. 



Una verdadera escritora cuyo filón erótico vale muchísimo la pena conocer. Y en particular esta pequeña pieza, que insisto, me ha parecido una pequeña obra maestra. 



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