En busca de educación de calidad

El Elemento
Ken Robinson y Lou Aronica
Mercedes García Garmila (Traducción)
Grijalbo
México, 2009


“La fuerte determinación de llegar a ser uno mismo tiene un poder indomable. Sin ella, incluso una persona en perfecta forma física está en desventaja”.

Nuestro mundo cambia a una velocidad exorbitante. Debemos estar cada vez mejor preparados no sólo para enfrentar los cambios; sino para convertirnos nosotros mismos en agentes generadores de cambio: ¿cómo lograrlo?

Ken Robinson presenta en este maravilloso libro —fruto de toda una vida de investigación en el área de la pedagogía— un enfoque creativo e interesante acerca de cómo los sistemas educativos, en cualquier parte del mundo, han contribuido de manera directa e indirecta a que millones de personas tengan una vida monótona y poco estimulante. Porque básicamente atienden a un modelo “industrial” que recompensa los méritos académicos; pero desdeña aspectos tan importantes de la inteligencia humana como: la creatividad, la imaginación, el sentido del humor y su enorme la diversidad.

Para ello, propone un modelo “agricultor” basado más en las aptitudes y actitudes de cada uno de sus miembros. En donde cada quien pueda descubrir primero lo que realmente le apasiona, y después para qué es realmente excepcional.  Estar en el Elemento significa que todos tenemos cosas que nos apasionan y otras en las que destacamos de manera natural. Es ese espacio en donde cada uno de nosotros somos literalmente “invencibles”. Así, es como tenemos a personas aptas y capaces en diversas áreas y campos del conocimiento que van desde las matemáticas hasta la música.

No se trata de un formulario, nada más alejado de la pretensión de los autores del texto, más bien de la demostración de que la gente es mucho más feliz, y por ende más rentable, cuando hace las cosas que realmente les apasionan y para las cuales tienen un grado de inteligencia creativa de genio.
Ser bueno en algo y apasionarte es imprescindible para encontrar el Elemento. Pero no es suficiente. Llegar hasta ahí depende fundamentalmente de la opinión que tengamos de nosotros mismos y de nuestra vida. El Elemento es también cuestión de la actitud.

Bajo esta perspectiva el modelo de Robinson es una propuesta que analiza y crítica el anacrónico modo de enseñanza en las instituciones creadas con este fin, en donde —en la mayoría de los casos— se sigue atendiendo a métodos como la memorización y la adquisición de información desvinculada.
Pero también propone formas imaginativas de cómo cualquier persona —de cualquier edad— puede aspirar a encontrar su Elemento, sin importar su edad. Para él, la vida no es lineal, sino cíclica y está cimentada en la posibilidad y la creatividad. Es por ello, que el libro está plagado de historias de éxito de personas que lograron encontrarse en su zona, y con su tribu, pese a todo. Dependerá entonces, de la manera en que afrontamos y percibimos las cosas que nos pasen en la vida, para determinar si llegamos a la autorrealización o nos quedamos con una vida poco satisfactoria.

Un estupendo tratado que hace una profunda reflexión acerca de los sistemas educativos en el mundo y cuáles deberían ser sus alcances. No se trata de menospreciar los logros de todos los sistemas, al contrario, se trata de hallar en cada uno, puntos fuertes que permitan a los alumnos desarrollar su enorme potencial en lo referente a creatividad e imaginación. Y que toda persona involucrada directa o indirectamente con el proceso de la Educación debería tener como libro de cabecera.  

Quiero comentar que llegué a este magnífico libro gracias a la célebre conferencia de Robinson, en el TED, que ha sobrepasado las 20 millones de visitas en Youtube, nada mal para un video que no pertenece al ramo del entretenimiento. En esa conferencia se resumen los postulados fundamentales del Elemento, y aquí se los dejo, por si aún no lo conocen.


Sobra decir que para Sir Ken Robinson, todo es cuestión de Educación y del uso que le damos a la misma. ¿Seguiremos utilizándola como una herramienta de condicionamiento y programación mental? ¿O realmente la haremos una poderosa herramienta de cambio  y transformación personal, y por ende, social? La respuesta —como siempre— está en nuestras manos.

“Nuestra extraordinaria capacidad de imaginación ha dado lugar a los mayores logros humanos: nos ha llevado de las cuevas a las ciudades, de los pantanos a la Luna. Pero hoy día corremos el riesgo de que nuestra imaginación nos falle. Hemos llegado lejos, pero no lo suficiente. Todavía somos demasiado intolerantes y pensamos demasiado a fondo acerca de nosotros mismos como individuos y como especie, y muy poco acerca de las consecuencias de nuestras acciones. Para aprovechar al máximo nuestro tiempo juntos en este pequeño y abarrotado planeta, tenemos que desarrollar —consciente y rigurosamente— nuestras facultades creativas dentro de un marco diferente del designio de la humanidad. Miguel Ángel dijo una vez: ῝El mayor peligro para la mayoría de nosotros no es que nuestras aspiraciones sean muy altas y las desaprovechemos, sino que son demasiado humildes y las alcanzamos῞. Tenemos que aspirar alto y estar decididos a lograrlo.
Para hacerlo, todos nosotros individualmente y todos nosotros juntos, tenemos que descubrir el Elemento”. 

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