¡Beethoven vive!

La vida de Beethoven
Edouard Herriot
Franciso Almela y Vives (Traducción)
Colección CRISOL Número, 17
Madrid, 1956

“Muchas y muy buenas biografías se han escrito acerca del Júpiter musical de Bonn y muy ponderadas. Pero quizá muy pocas tan encantadoras y fogosas, tan naturales y tan íntimas como la debida a la pluma de Edouard Herriot, gran melómano y político francés”. F.S.R



Antes no me gustaba mucho indagar en las biografías de los grandes genios ­salvo la de The Beatles, porque muchas de ellas me parecían aburridas o sin mucho interés para mí en lo personal en aquel momento.
Pero, de un tiempo a la fecha, me ha llamado la atención hacerlo, como una suerte de ejercicio motivacional, al ver lo mal enfocada que tenía este tipo de lecturas. Vistas desde otra perspectiva  —la del desarrollo humano quizá—, las biografías de los grandes personajes de la historia aportan valiosa información no sólo de la personalidad y el carácter del personaje en cuestión, sino interesantes historias acerca del potencial humano enmarcado en las m diversas circunstancias.

En el caso de Beethoven me enteré de cosas insospechadas. Primera,  nunca encontró una mujer con quien casarse; porque al final siempre sus “queridas” terminaron casándose con un tercero, normalmente muy acaudalado. Segunda, en Francia e Italia, su música era vista con un dejo de desconfianza y en el peor de los casos, era totalmente desconocida. Tercera, aunque siempre admiró a Goethe, éste nunca mostró la mínima admiración por él. Además de que tenía sentimientos ambivalentes respecto a la figura del emperador Napoleón Bonaparte. ¡Imagina haber vivido esa época con estos tres titanes! Cuarta, la sordera no sólo fue una enfermedad que lo minó física, sino sicológica y socialmente, obligándolo a aislarse del mundo en más de un sentido. Quinta, su vida guarda extraños paralelismos con la de otro de mis ídolos artísticos, Miguel Ángel. Sexta,  siempre admiró profundamente al maestro Mozart, quien por cierto dijo de él cuando lo vio tocar el piano muy joven Beethoven: “de este hombre se dirán cosas importantes”. Séptima, los famosos versos del “Himno a la alegría” no son suyos, sino de su amigo de los últimos años el poeta Schindler. Octava, la mayor parte de su vida vivió prácticamente de manera precaria y muchas veces rayando en la miseria más absoluta. Las disputas por la tutoría de su sobrino Karl con su cuñada —a quien odiaba profundamente— le trajeron varios reveses legales y morales. Novena, aunque el maestro dejó a un grupo importante de discípulos, fueron músicos como Héctor Berlioz, Franz Liszt y Richard Wagner, quienes posteriormente le dieron un realce importante a su música, y en gran medida contribuyeron a crear la imagen del “Júpiter musical de Bonn”, uno de los compositores más importantes e influyentes de la historia de la música que hoy conocemos todos.

La vida de este genio es motivadora. A pesar de la miseria emocional a la que siempre estuvo sometido. Su sordera que lo obligó a aislarse del contacto social. Su mala fortuna en el amor. Sus constantes problemas económicos. Además de los ataques que recibía por parte de la crítica y sus colegas contemporáneos; su música es una vívida muestra de ímpetu, desapego a las reglas establecidas, rebeldía, amor por la naturaleza y la vida, pero sobre todo ¡un talento sin igual!

Recomiendo leer este hermoso homenaje literario al hombre que antepuso su música y su dignidad por sobre todas las cosas, a los melómanos y a los niños más pequeños. Quizá después de leerlo, podemos contemplar por un momento la grandeza de Beethoven. 

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Jesús: una historia de iluminación

Trece latas de atún

Piensa diferente, vive diferente