¡El mejor regalo de Reyes!

El catalejo lacado

Philip Pullman

Dolors Gallart, Camila Batlles (Traducción)

Ediciones B

México, 2007.

Coincido —como muchos lectores de la saga —que éste es el mejor volumen de los tres que conforman La materia oscura, y muy probablemente de todos los que han salido de la pluma del escritor inglés. El catalejo lacado es la llave a todas la interrogantes que se plantean en los dos volúmenes anteriores.

El ritmo narrativo es también distinto. Aquí la prosa fluye de una manera más trepidante. Y salvo uno, que otro capítulo, creo que no tiene mayores desperdicios. Lo ambiguo quedo atrás. Aquí todo es claro como el agua; y la trama cierra de una manera poco convencional.

Ahora puedo decir que no sólo comprendo la línea argumental que en los otros dos libros no me quedaba clara; y creo entender la intención artística de Pullman de develar lo más interesante y trascendental sólo hasta el final de la saga.

Los objetos La brújula dorada (Aletómetro), La daga (la llave a otras dimensiones), y el Catalejo lacado (un instrumento que permite la precognición), son tan sólo símbolismos que le permiten al autor entrar literalmente de una dimensión a otra. En su universo literario de La materia oscura se conjugan varias disciplinas aparantemente disímbolas como: la astronomía, la física cuántica, la mitología y la teología.

 El argumento

En El catalejo lacado, Will hace caso omiso de los ángeles, Balthamos y Baruch, y rescata a Lyra con la ayuda del Caballero Tialys y Lady Salmakia, espías gallivespianos (de aspecto humano pero de tamaño diminuto, con espolones llenos de veneno en los talones y carácter orgulloso y arrogante) bajo el mando de Lord Asriel. Después viajan hasta la Tierra de los Muertos, y allí liberan a unas almas prisioneras de La Autoridad (una figura opresiva de Dios). Mary Malone, una científica de nuestro mundo interesada en el Polvo, viaja hacia un mundo habitado por criaturas sensibles llamadas mulefa. Allí descubre la verdadera naturaleza del Polvo, resultando ser partículas pan-psicológicas de conciencia. Lord Asriel y una reformada señora Coulter trabajan en equipo para destruir al Regente de La Autoridad, Metatrón, pero mueren en el proceso. La mismísima Autoridad muere debido a su propia fragilidad durante una batalla campal entre los rebeldes y sus siervos. Después del clímax, Will y Lyra se enamoran, pero por el bien del universo, deben destruir la Daga Sutil y cerrarse los puentes entre mundos, por lo que ellos permanecerán irremediablemente separados.



Como lo mencioné en mis dos anteriores reseñas sobre esta compleja y ambigua saga, La materia oscura es una literatura distinta. A pesar de estar circunscrita al género de Literatura fantástica, enfocada a adolescentes, creo que el autor ha velado ciertos pasajes, que incluso la ciencia más avanzada comienza a corroborar, como la posibilidad de un universo multidensional (veáse la Teoría de cuerdas). Y la presencia de un misterioso Polvo que en la novela nunca se explica bien lo que es; pero que según Pullman, tiene voluntad y es el principal creador de materia en el Universo (lea el libro La Matriz Divina de Gregg Braden).

Me llamó la atención la aparación del ángel Metatrón (presente en el judaísmo y algunas ramas del cristianismo) aunque no hay ninguna referencia bíblica entorno a su figura. En ambas tradiciones, se supone, que es el ángel mediador entre Dios y los hombres. Sin embargo, en El catalejo lacado, es presentado como El Regente de la Autoridad. Una suerte ángel usurpador que desea hacerse pasar por el verdadero Dios. ¿Se conocetará acaso esto con Yaveh o Jehová? ¿Y será este detalle el que ha hecho que la Iglesia Católica considere a esta saga como una lectura no apta para creyentes?

¿Habrá mensajes encriptados en esta apasionante saga? Seguramente sí. Pero no quisiera

—por el momento— profundizar al respecto. Sólo quiero decir que no creo que sea un libro juvenil como cualquier otro que circula en el mercado. Y que vale mucho la pena leerlo como lo que es: una gran historia de ficción.