Tiempo de un centenario/ Dayan


Tiempo de un centenario/ Dayan
Mircea Eliade
Kairós


Muchos y muy buenos comentarios había escuchado de este autor rumano, que junto con Cioran e Ionesco, comprende lo más importante de las letras de ese país durante el siglo XX. Una personalidad intelectual notable, uno de los últimos hombres de saber enciclopédico, que no sólo dedicó su vida al estudio de las grandes religiones, sino que desde los 14 años —cuando ganó un concurso de cuentos organizado por una revista— hasta su muerte, alternó la escritura científica con la literatura.

Las dos narraciones que comprenden este libro pertenecen al género de la literatura fantástica, género que Eliade cultivó magistralmente, compaginado con una literatura de tono más realista. En Tiempo de un centenario, una narración que oscila entre la ciencia ficción y la prosa mítica, el autor aborda el tema de la regeneración biológica de un hombre de 70 años al que después de caerle un rayo, sufre quemaduras en el 90% de su cuerpo. Milagrosamente esa piel chamuscada da paso a una nueva, que lo hace ver como un joven de 25 años, con algunos poderes paranormales como la precognición y la capacidad de leer los pensamientos de los demás.

En Dayan, un relato entre lo policíaco y lo mítico, la experiencia paranormal del protagonista será vista como un tenebroso complot por parte de la Securitate (el equivalente a la Policía Judicial en México), que lo recluye en un Hospital Psiquiátrico. En ambos relatos, Eliade demuestra su gran capacidad imaginativa a la vez que confirma, una vez más, la existencia de una mitología compleja y determinante, siempre escondida detrás de la aparente normalidad de la vida cotidiana.

Mircea Eliade nació en Bucarest, Rumania, en 1907, licenciado en Filosofía, marcó a la India en 1928 para estudiar filosofía oriental. De regreso en su país en 1932, fue profesor universitario y figura central de la llamada “joven generación”, a la que pertenecieron también Cioran e Ionesco, corriente literaria que dinamizó la vida cultural del país. En 1956 se estableció en Chicago, en cuya Universidad enseñó historia de las religiones hasta su muerte en 1986.

Una lectura más que recomendable para iniciar el mes de Noviembre, en estos días y noches en que los muertos y los vivos conviven, vulnerando las fronteras que existen entre ambas esferas.

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