Eugenia Grandet.


Eugenia Grandet.
Honorato de Balzac.
Editorial Ramón Sopena.
1959.



En la vida moral, tanto como en la física, existe una aspiración y una expiración: el alma necesita abosorber los sentimientos de otra alma, asimilárselos para devolverlos más ricos. Sin este hermoso fenómeno humano, no hay vida en el corazón, el aire le falta; entonces sufre y se angosta. Capítulo XXIII. Eugenia Grandet.


Pocos son los escritores que pueden ser considerados clásicos universales. En la era del mercantilismo, la literatura no podía ser excepción. Es cada vez más díficil poder hallar calidad, claridad y propuestas interesantes en las nuevas obras y los autores contemporáneos. Uno de los clásicos de todos los tiempos es sin duda Honoré de Balzac, quien entregó su vida entera a una de las empresas literarias más grandiosas de cuantas se hayan escrito, La Comedia Humana, como él mismo denominaba al conjunto total de su obra.

Mosaico de personajes, historias y situaciones en donde lo mejor y lo peor de nuestra especie se exponen con una profundidad asombrosa.

Debo confesar, que salvo La obra de arte desconocida (pequeño portento narrativo y disquisición filosófica entorno al arte); no había tenido la oportunida de leer una novela de gran aliento de Balzac. Y bueno, pues me siento muy contento de poder compartir con los posibles lectores de este blog, mis comentarios entorno a Eugenia Grandet.

Dolorosa historia familiar en donde el destino de la joven Eugenia, estará marcado por la avaricia de su padre el poderoso viejo vinatero, conocido por todos como Tío Grandet: prototipo humano del más egoísta y avaro ser de cuantos hayan poblado las páginas de la literatura. Historia en la que las acciones dejan de tener la relevancia que uno podría esperar en una trama moderna. En esta novela son muy pocas las cosas que pasan en el plano de las acciones. Sin embargo, en los planos sicológicos que competen a los personajes centrales como son el señor y la señora Grandet, la misma Eugenia y la fiel sirvienta de la familia, Nanón vemos un despligue analítico sorprendente para la época en la que fue escrita (1833). Balzac muestra en esta abrumadora historia como la ambición de un padre puede destruir no sólo la vida de su fiel y amante esposa, sino incluso la de su hija, sobreponiendo la felicidad de su familia a la imperiosa necesidad de tener muchos bienes materiales y económicos, aunque éstos no tengan un propósito que vaya más allá de la mera y rídicula acumulación.

Pieza de arte literario en donde el uso del lenguaje, lleno de maravillosas descripciones, así como precisos y preciosos tropos literarios, harán las delicias de todo aquel que haya entendido que "LA LITERATURA NO ES COMO LA VIDA, SINO LA VIDA EN SÍ", como el mismo Balzac pensaba.

Como colofón, es curioso ver que en esta novela Balzac habla de conflictos financieros y problemas inherentes a la clase rica. Lo hace con una maestría impecable, destruyendo por completo el mito socialmente establecido de "que riqueza económica es sinónimo de estabilidad y felicidad". Me parece interesante no sólo por su capacidad de describir tales situaciones, sobre todo si tomamos en cuenta, que Balzac trabajó arduamente toda su vida para alcanzar dicha posición económica, sin conseguirlo. No son pocas las anécdotas que presentan al autor en la miseria, entregado a su trabajo de escritor, que insisto, supuso como pocos descifrar la NATURALEZA HUMANA.

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