Buena literatura erótica mexicana.



Los nombres del aire.
Alberto Ruy Sánchez
Punto de lectura.
1987.

La novela con la que se abre el ciclo de Mogador, ese lugar imaginario en donde la sensualidad y el deseo están bien resguardadas por las murallas que lo separan del resto del mundo, es sin lugar a dudas todo un deleite para lo sentidos. Creo que una de las cosas más complejas de escribir son precisamente las eróticas y sensuales. Sin embrago, en esta novela con la que el autor obtuvo el prestigiado premio Xavier Villaurrutia, y me parece que el tono y el lenguaje no sólo son los adecuados, sino quizá los únicos posibles para conjurar la fantasía con el deseo de una manera extraordinaria.

La bella joven Fatma sufre desde su balcón de la AUSENCIA de alguien a quien desea, pero a quien aún no conoce. Y será esta condición ausente la que suscitará los más extraños comentarios entre los habitantes de Mogador. Todos sin excepción se aventuran a especular una posible causa: algunos piensan que está enferma de un mal incurable; otros que presiente que algo muy malo está a punto de suceder; y sólo algunos cuantos se atreven a pensar que esta enamorada de alguno de los gallardos jóvenes que la siguen a todas partes. La verdad es que nadie sabe lo qué le pasa, incluso Aisha, la abuela de Fatma, piensa que un alma maligna la ha poseído. Es este misterioso y enigmático cambio de conducta de Fatma, la que mueve toda la historia.

Es una novela llena de poesía, que nos habla no sólo del deseo, sino de las posibilidades que éste presenta, para esta bella joven que está entregándose por vez primera al deseo. Desde un punto de vista bastante simplista se podría decir que es la historia de una chica en pleno despertar sensual y sexual. Pero Los nombres del aire, es mucho más que eso. Es una labor literaria profunda, llena de matices, sonoridades y colorido, que sorprende por la sencillez aparente de su discurso sensual y envolvente.

Es también una exploración a la sensibilidad deseante de las mujeres. Así como su novela hermana, En los labios del agua, explora el deseo fugaz de los hombres. Aparece en esta novela Mogador, ese lugar que servirá de marco para toda una saga de bellísimas novelas, inventado por el escritor, en donde los cuerpos voraces se transforman imaginariamente, donde todo nos recuerda nuestras raíces arábigas y castizas. En Mogador todo es posible en lo que al deseo se refiere, menos el olvido por parte del lector. Toda vez que se ha atravesado sus murallas, uno querrá volver recurrentemente a ese espacio de la imaginación y el deseo, en donde los sentidos se deleitan con el ritmo de una literatura que está hecha para gozarse en todos y cada uno de los aspectos posibles.

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