Lotes baldíos.


Lotes baldíos.
Fabio Morábito
Fondo de Cultura Económica.
1984.


Este fue el primer poemario del escritor mexicano Fabio Morábito, quien naciera en la ciudad egipcia de Alejandría, y pasará una breve parte de su infancia en Milan: aunque él se asume así mismo como mexicano, por la simple razón de que desde los doce años llegó con su familia a vivir a la Cuidad de México, cuidad a la que le canta desde temprana edad, y en donde se ha desarrollado como un talentoso poeta y narrador, a la par de un continuado trabajo como catedrático en la UNAM.

He tenido la oportunidad de platicar con el autor, en un par de ocasiones. La primera con motivo de la presentación de un libro de cuentos publicado hace un par de años en Tusquets; y la segunda para mi programa de Radio Educación La Litera. En ambas oportunidades se mostró como una persona sencilla, humilde y sensata. Y una de las cosas que más se me quedaron grabadas de esas conversaciones, es precisamente el comentario que me hizo respecto a su trabajo como escritor de dos géneros tan distintos el uno del otro: “cuando escribo narrativa procuro ser preciso en las metáforas y demás figuras. Trato siempre que la prosa suene, y que las palabras que selecciono para tal fin, lleven por sí mismas una sonoridad que tomo ‘prestada’ de la poesía. Pero procuro no usar mucho la prosa poética, porque ésta se puede convertir con suma facilidad en ‘poetoza’; y eso, lejos de ser una virtud, es para mí un terrible defecto, que muchos colegas comenten, cuando están en la misma circunstancia que yo, es decir, que escriben poesía y narrativa indistintamente”.

Hasta ahora es que tuve la oportunidad de leer su poesía; y la verdad es que no demerita en nada el buen concepto que tenía de él como narrador, al contrario lo enaltece. Es raro ver a un poeta siendo un buen narrador, y al inversa. Pero en el caso de Morábito se cumple cabalmente esta cláusula.

El poemario Lotes baldíos, es rico en sonoridades e imágenes, que evocan la inquietud de un joven por comenzar a cantar, no sólo a las cosas que desea o que le son inmediatas. Su poesía es también una rememoración. Cumpliendo aquello, de que toda la buena literatura es memoria y deseo.

A mi comentario, sólo quiero agregarle un poema que me parece de los mejor logrados del conjunto. Espero que quienes hayan llegado hasta acá lo disfruten tanto como yo.

CUARTETO DE POMPEYA
I
Nos desnudamos tanto
hasta perder el sexo
debajo de la cama,

nos desnudamos tanto
que las moscas juraban
que habíamos muerto.

Te desnudé por dentro,
te desquicié tan hondo
que se extravío mi orgasmo.
Nos desnudamos tanto
que olíamos a quemado,
que cien veces la lava
volvió para escondernos.

II
Me hiciste tanto daño
con tu boca, tus dedos,
me hacías saltar tan alto
que yo era tu estandarte
aunque no hubiera viento
Me desnudaste tanto

que pronuncié tu nombre
y me dolió la lengua,
los años me dolieron.
Nos desnudamos tanto
que los dioses temblaron,
que cien veces mandaron
las lavas a escondernos.
III
Te frotabas tan rápido
los senos que dos veces
caí en sus remolinos,

movías el culo lento,
en alto, para arrearme
a su negra emboscada,

su mediodía perenne.
Abrías tanto su historia
gritaba su naufragio...

Nos desnudamos tanto
que no nos conocíamos,
que los dioses mandaron
la lava a reinventarnos.

IV
Te desmentí de cabo
a rabo devolviéndote
a tus primeros actos,

te escudriñé profundo
hasta escuchar la historia
amarga de tu cuerpo,

pues sólo el amor sabe
cómo llegar tan hondo
sin molestar la sangre.

Esa noche la lava
mudó el paisaje en piedra.
Tú y yo fuimos lo único
que se murió de veras.
NOTA:
En Pompeya, entre otros cuerpos petrificados por las lavas y cenizas de la erupción del Vesubio (año 79), se conservan los de una mujer y un hombre en el acto amoroso.

Comentarios

Anónimo dijo…
oh si! ese poema me gusto mucho desde que lo leíste en la clase, es muy bonita toda la historia que encierra.

saludos, todavía no tengo blog :(
Salvatore dijo…
Gracias Ursula, por ser tan buena amiga, alumna y lectora.
Espero que los acordes del "Transformer" te acompañen en tu vida, y que de vez en siempre le hagas un huequito a la poesía.
Sería bueno releer la inigualable obra poética de Octavio Paz. Personalmente prefiero verlo como el joven luchador de izquierda e internacionalista de la Guerra Civil Española. Vale su obra porque es... el POETA. Si nos quitáramos el prejuicio o la venda de verlo como un "pinche viejo reaccionario", otra cosa sería la vida. Por cierto, ¿ya leíste Árbol adentro, no el poema, sino el libro que escribió Elena Poniatowska sobre Octavio Paz? Habrá que reelaborar y revalorar nuestros criterios sobre él. Enhorabuena y te recuerdo que ya tengo nueva crónica en larutadelosolvidos.
Muy buen comentario el tuyo. Creo que una sociedad que lee poesía tiene un alto nivel de sensibilidad, y a la vez de racionalidad. Creo que lo que seleccionaste tiene la virtud de hablar de pasión, de amor, de deseo, pero ni es obseno ni es meloso. Me parece que el poema habla por sí mismo del autor. Te recomiendo a un escritor, también mexicano, Benjamín Rocha, es una forma más de ver al erotismo como salud mental y física, no solo como industria para criticar o vender.

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