La fábula de José


La fábula de José
Eliseo Alberto
Alfaguara



La posibilidad de vivir en cautiverio es uno de los tópicos menos socorridos por la literatura contemporánea. Será que vivimos en constante cautiverio, encerrados en las macrociudades en donde el ser humano se ha convertido en un reto, más que en una condición, que pocos podemos cumplir.

En esta novela —algo floja para mi gusto— el escritor cubano Eliseo Alberto, nos cuenta la historia de José, quien tras matar a un tipo en defensa del amor, la mejor y más loable defensa que existe, es primero condenado a pasar el resto de sus días en una prisión en Santa Fe, Florida. Tras un tiempo de ejemplar comportamiento es elegido para ser parte de un curioso experimento: ser puesto en exhibición una jaula como miembro de la especie Homo Sapiens Sapiens, en un zoológico local. La tesis es muy interesante: ¿qué pasaría si algún día que fuéramos a un parque de estos y encontramos a un congénere entre los micos, los chimpancés y demás especies de homínidos que ahí se exhiben? ¿nos sorprenderíamos? ¿nos mostraríamos indiferentes? ¿pondríamos de inmediato una queja ante la sociedad protectora de los derechos animales o humanos? Pero sobretodo, ¿nos veríamos a nosotros mismos reflejados y capturados como ese ser humano, que ante el hecho de estar preso en una jaula de oro, y en compañía de otros animales, pierde mucho de su dignidad como ser humano?

Los planteamientos filosóficos que pueden desprenderse de esta novela son muchos. Siendo el hecho de vivir una vida ficticia, bajo el cautiverio de la vida moderna en las grandes concentraciones urbanas, el planteamiento que me parece más interesante de los muchos que puede plantear la lectura de este libro.

Aunque a decir verdad no me gustó mucho por dos razones fundamentales. La primera es que siento que los personajes son excesivos y con nombres y vidas tan similares, que al lector se le confunden. Y la segunda, y no menos importante, es que el autor cayó en el viejo error de construir una prosa en exceso poetizada. Muchas veces la prosa poética, puede convertirse en este tipo de prosa demasiado barroca y cargada de elementos, que lejos de contribuir al buen ritmo y armonía del cuerpo mismo del texto: lo perjudica.

Definitivamente, estamos ante una de las novelas más flojas de este estupendo autor, ganador del primer Premio Alfaguara de Novela, por su magnífica Caracol Beach, en donde el realismo mágico renace de sus cenizas, tratando de darle un giro de 180º grados, a un subgénero, que para muchos críticos ya ha ofrecido lo mejor de sí.

A pesar de eso, me parece que es un buen intento por recordarnos que no es necesario estar detrás de una reja, para vivir en el cautiverio de nuestros propios miedos y nuestros “amos creados”. Vivimos en una sociedad en donde la libertad es sólo aparente, pues estamos esclavizados a modos de producción, ideologías y modos de comportamiento que van más allá de nuestra mera volición individual. Y aquí viene mucho a colación una de las frases epigramáticas —en las que abunda la novela— que más me gustó: sólo es posible valorar la vida si se mata.

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