El punto G


El punto G
Alice Kahn Ladas, Beverly Whipple y John D. Perry.
Mondadori.


El sexo con información se disfruta mejor
Una de las cosas más importantes en la vida de todo organismo vivo es su capacidad de reproducirse; perpetuando así su propia especie. A saber hay sólo dos tipos de reproducción la asexual y la sexual. Nosotros pertenecemos a la segunda categoría, y aunque la sexualidad es algo tan natural y normal como la muerte, es un tema con el que aún no tenemos un trato regular. Es curioso pensar que en México, un país que presume de “cachondo” y divertido; tan divertido, que se mofa incluso de la muerte haciéndola en dulce y pan, nuestro comportamiento ante el sexo y la muerte, dista mucho de esa pintoresca imagen.

La sexualidad humana ha sido motivo de interminables tratados acerca de la manera que ésta influye en toda nuestra vida, desde la temprana infancia hasta el momento de nuestra muerte. Desde pequeño he estado interesado en tan apasionante tema, por una simple razón: me considero una persona plenamente sensual, en la que el mundo de los sentidos es de suma importancia para la comprensión del mundo de las sensaciones y las ideas. He leído varios libros sobre el tema, siendo la obra de Masters y Johnson La sexualidad humana, uno de mis favoritos por su claridad de exposición y las muchas cosas que ese importante trabajo me mostró en su momento.

La semana pasada leí un no menos interesante libro El punto G, escrito por tres de los más importantes sexólogos de la década de los 80, quienes habían dedicado casi treinta años de sus vidas a la contratación de ideas provenientes desde Freud, Kinsey y los mismos Masters y Johnson; obteniendo resultados sin precedentes en el campo de la investigación sexual.
Cuatro son los temas fundamentales que aborda este libro: a) el punto de Gräfenberg (mejor conocido como Punto G); b) la eyaculación femenina; c) la importancia de unos músculos pelvianos en buen estado; y d) las nuevas interpretaciones del orgasmo.
Así que si eres una de esas personas que se ha hecho preguntas al respecto a alguno de estos tres temas, pues no dudes en consultar este excelente libro que explica todo con lujo de detalles e incluso con testimonios de diversas mujeres y hombres, que han podido experimentar algunas de estas místicas sensaciones.
El libro me pareció muy bueno por dos cosas: su inmanente claridad de exposición; y porque dejan en claro una cosa fundamental, que aún ahora en los inicios del siglo XXI, a muchas personas nos le cabe en la cabeza (lo anterior sea dicho sin albur), que el mundo de la sexualidad posee un calificativo que siempre va unido a todo lo que está vivo: DIVERSIDAD. Y si bien es cierto, que a la mayoría de nosotros nos interesa mucho el sexo, esto no quiere decir que no haya personas que pueden llevar una vida feliz alejados del mismo. Que si bien es cierto que hay mujeres que han tenido la oportunidad de experimentar la intensidad de un orgasmo gracias a la correcta estimulación del Punto G o bien son de las que pueden eyacular, esto no significa que las que no lo hacen o nunca han sentido un orgasmo de este tipo tienen porque sentirse como inferiores.
La diversidad de respuestas, preferencias y modos de comportamiento es precisamente lo que hace tan rico al sexo. No se pueden establecer pautas de ningún tipo, porque cada individuo responde de manera distinta al mismo estímulo. Así que lo que para unos es sumamente excitante, para otros es frívolo, aburrido e incluso risorio.
Una de mis fantasías más recurrentes es presenciar la eyaculación femenina. De hecho, durante un tiempo traté de conseguir material porno que ilustrara mi curiosidad. Pero muy pronto me desanime en mi búsqueda, porque la mayoría de las películas XXX que supuestamente abordaban el tema, eran bastante “hechizas”. Y ya no seguí investigando sobre el tema, hasta apenas un par de semanas atrás que conseguí este magnífico libro que me dejó en claro las dudas que tenía sobre el tema. Es verdad. Hay un porcentaje considerable de mujeres que son capaces de experimentar una eyaculación; aunque lamentablemente son pocas las que dejan que aquello fluya, porque se sienten avergonzadas, porque la sensación es muy similar a la necesidad de orinar. De hecho, en el libro son varias las mujeres que han sufrido separaciones, debido a la ignorancia de sus parejas, quienes las abandonaron, acusándolas de “orinarlos” durante el acto.
Este es un libro que aborda estos temas sin tapujos, con excelente tacto y con un estudio científico que respalda a toda la información que en él se presenta.
También es importante mencionar que el libro termina con un texto que deja bien claro la postura tolerante de los mismos autores:

De una cosa no cabe duda. En materia sexual, como en muchos otros campos,
somos unas criaturas aficionadas a la variedad. Kinsey fue uno de los
primeros en decirnos quién hace qué con quién. ¿Es una manera mejor que
otra? ¿Quién puede juzgar en nombre de otro? Aunque el estilo de vida que elige
cada uno de nosotros está relacionado con su herencia biológica, la estructura
básica de su carácter y los antecedentes culturales, mientras el estilo de vida que
se elija sea satisfactorio desde el punto de vista personal y no resulte perjudicial
ni para otro ser humano ni para uno mismo, no hay razón para ponerlo en
entredicho, evaluarlo o situarlo en un determinado lugar de una escala de mejor
o peor.

Es probable que muchos hombres y mujeres que lean este libro quieran
explorar las posibilidades de la respuesta orgásmica a través de la estimulación
del punto G, o las de la eyaculación femenina, o bien que deseen saber algo más
sobre el tono muscular de su pelvis o próstata. Muchos querrán descubrir
si pueden añadir algo más a su repertorio de respuestas sexuales para variar
un poco e intensificar su placer. Saquen el mejor partido de la información. Dejen
que ésta les apoye, les instruya, les guíe. No permitan que les tiranice ni que les
diga lo que deben sentir, ser o hacer.

Mientras tengan en cuenta que “lo mejor es enemigo de lo bueno”, lo bueno podrá convertirse en lo mejor en cualquier momento porque es lo que cada uno experimenta. Lo anterior confirma esa idea de que el sexo no es sólo una cuestión fisiológica en nosotros, los seres humanos. Significa también un cúmulo de experiencias sociales y culturales. Y que el sexo con información se disfruta mejor.

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