Posibilidad trunca.

Tan sólo existe en nuestra mente, pero cifra nuestro actuar por la vida: la posibilidad.
Es ésta nuestra única aliada libertadora; pero también nuestra gran esclavizadora.
¿Cómo saber qué posibilidad es la más adecuada o correcta, dependiendo la situación, el tiempo y la persona en sí que es prisionera de esa posibilidad?
¿No es acaso la posibilidad aquel mar de la tranquilidad, en donde navega nuestra más pura libertad?
En Los papeles del Inmune, del escritor alemán Hugo Loetscher, está patente esta importante cuestión.
¿Qué hubiera pasado si Edipo hubiera dado un paso atrás, al encontrarse en un cruce de caminos con su desconocido padre?
Si Edipo hubiese dado ese paso, la tragedia clasíca se hubiera privado de uno -sino el más- de sus célebres personajes. Pero Edipo no cedió y mató a Layo, sin saber que era su padre y cumpliendo así con el ineludible destino.
En esa ocasión no podía simplemente ceder el paso y permitir que el arrogante señor pasase. En ese momento el destino entero de la civilización occidental estaba en juego.
Y qué decir cuando se enfrentó a la temida Esfinge, en las afueras de la mítica Tebas. Ahí tampoco podía echarse para simplemente para atrás e irse. En ese momento él tenía que enfrentarla y descubrir -quizá por pura chiripa- que el arma más poderosa del hombre es su palabra. Que gracias a las palabras el hombre es capaz de crear, recrear y engendrar mundos y realidades aparte.
Y todo por una posibilidad. Yo sólo me pregunto, ¿qué posibilidad habrá de que esto sea leído por alguien más?

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