Peter Pan y Wendy

Peter Pan y Wendy
J.M. Barrie
Gabriela Bástelo (Traducción)
Austral Intrépida
2016





He leído con denuedo esta historia que solo conocía por la película clásica de Disney de 1953. He de confesar que el libro me encantó y me gustó mucho más, gracias a las descripciones que hace Barrie del País de Nunca Jamás, de James Garfio, de mi novia Tigrilla, de la despiadada Campanita y obviamente de Wendy y Peter Pan.


James Matthew Barrie jamás hubiera  escrito este clásico contemporáneo de no ser por por unos niños que conoció en los jardines de Kensington en Londres: los hijos de Silvia Llewellyn Davies. "Tío Tom" como le llamaban estos niños acompañaba a la familia en las vacaciones, e inventaba historias y juegos que sirvieron de inspiración para sus relatos y obras de teatro.



Cuando los padres de los chicos murieron, Barrie los siguió ayudando hasta que, no como Peter, se convirtieron en adultos. Apasionado del criquet, creó un equipo de aficionados con sus amigos, los escritores Arthur Conan Doyle, Rudyard Kipling, G.K. Chesterton y Jerome K. Jerome.




Hoy debido al fenómeno de la infantilización de la civilización humana, el síndrome de Peter Pan, un término acuñado en 1983 por el sicólogo norteamericano, Dan Kiley, es más que obvio en un mundo en donde la adolescencia se ha prolongado hasta los 23 años.




En 1928, cuando Barrie publicó originalmente la obra, Peter Pan, el niño que no quería crecer y vivía en el ficticio País de Nunca Jamás, era tan solo una hermosa alegoría al periodo de la infancia. Hoy el querer ser niños por siempre (actuar como tal) y no querer hacerse responsable de nuestras propias vidas está muy mal visto.



Literariamente la obra me parece magistral. Me horroricé un poco al ver lo malos y egoístas que podía llegar a ser Peter Pan, que a todos los chicos que cumplían más de 14 años, él mismo los asesinaba. Porque en "Nunca Jamás está prohibido crecer". Así como las varias tentativas de asesinato que Campanita emprende en contra de Wendy. ¡Qué hada tan celosa! ¿Quién lo diría no?



En fin, recomiendo ampliamente la nueva edición de este clásico infantil en la colección Intrépida de la editorial Austral; porque además de que está muy cuidada, también posee algunas reproducciones de los cromos originales de la edición de 1928.







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