Una historia natural de los sentidos

Una historia natural de los sentidos
Diane Ackerman 
César Aira (Traducción) 
1992

Publicado originalmente hace 24 años, Una historia natural de los sentidos, probablemente sea uno de los ensayos más hermosos que he leído, sólo al nivel de La civilización empática de Jeremy Rifkin o Aprender a vivir de Luc Ferry, reseñados en este mismo espacio en mayo de este año y enero de 2012, respectivamente.

La autora, destacada poeta, ensayista y naturalista estadounidense, nos introduce de una manera tan hermosa, literaria y científica a un mismo tiempo, al fascinante mundo del cuerpo, a través de los cinco sentidos.

Es una realidad que somos una máquina perfecta, diseñada para estar vivos, y disfrutar y aprehender el mundo con nuestros sentidos. Pero también es real, que somos pocos los que nos ponemos a pensar en el gran tesoro que implica poder oír la voz de nuestros seres amados y la música que más nos gusta. Poder ver el rostro de la persona que amamos. Poder sentir el roce de su mano. Poder oler  el aroma de las flores en el mercado de Jamaica o degustar unos deliciosos tacos al pastor (mis favoritos).

Así que este libro habla en toda su extensión de la importancia que cada uno de los cinco sentidos tienen en nuestra vida física, afectiva e incluso sicológica. Habla por ejemplo de la importancia que tiene que los bebés sean tocados y acariciados constantemente, para que desarrollen una autoestima equilibrada en su vida adulta.

Del enorme placer que es escuchar música o comer chocolate cuando uno está deprimido.

Al principio, por la extensión del libro, y la tipografía demasiado pequeña, pensé que jamás lo terminaría. Sin embargo, su lectura es enormemente placentera y enriquecedora, valga la expresión, en todos los sentidos.

Lo recomiendo ampliamente para los que quieran saber lo que es el fenómeno de la Sinestesia; o porque hay personas que prefieren el olor de las violetas a las rosas; o la importancia que tiene el olfato a la hora de la atracción sexual.


Libro interesante, bello y lleno de sabiduría por parte de la autora, que nos hace ver, con hermosas palabras que hemos sido enormemente al tener cinco sentidos para poder disfrutar al máximo desde un bello atardecer hasta el beso en la boca de nuestra pareja amada. Un libro que despierta nuestra curiosidad por los fenómenos que permiten la vida; y que no hace más que ensanchar nuestra capacidad de asombro, ante el maravilloso proceso que es la vida en sí.

En plena era de grandes descubrimientos y exploración espacial en busca de planetas terraformables; es un buen momento para detenernos un poco, y tratar de comprender el gran misterio que es nuestro cuerpo: una máquina con un diseño impresionante. El más grande tesoro que la vida, el Universo o Dios, como quieras llamarle nos ha dado: un cuerpo sensual.

"Comenzó como un misterio y terminará en misterio. Por mucho que podamos explorar los grandes y pequeños principios de la vida, sus detalles cautivadores y desentrañarlos y aprenderlos de memoria, siempre habrá vastos campos ignotos que nos atraerán. Si la ignorancia es la esencia de la aventura, siempre habrá ignorancia suficiente para hacer zumbar la vida y renovar nuestro asombro. Hay gente a la que irrita que por mucho y muy apasionadamente que lo estudien, el universo siga siendo inescrutable. 'Por mi parte' escribió una vez Robert Louis Stevenson, 'viajo no para ir a alguna parte, sino para ir. Viajo por el viaje mismo. La gran cuestión es moverse'. La gran cuestión, la gran cuestión con la vida, es vivir de modo tan variado como sea posible, cultivar nuestra curiosidad como un pura sangre nervioso, montarlo y galopar por las colinas inundadas de sol todos los días. Donde no hay riesgo, el terreno es llano y estéril, y a pesar de sus dimensiones, sus valles, montañas y atajos, la vida carecerá de su magnífica geografía, no será más que una distancia. Empezó en el misterio y terminará en el misterio, pero ¡qué salvaje y hermoso país hay entre ambos extremos!"    DIANE ACKERMAN

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