Hacia rutas salvajes

Hacia rutas salvajes
Jon Krakauer
Zeta Bolsillo

En abril de 1992, Chris McCandless, de 24 años se internó solo y apenas equipado por tierras de Alaska. Había regalado todo su dinero y abandonado su coche, y soñaba con una vida en estado salvaje. Cuatro meses más tarde, unos cazadores encontraron su cuerpo sin vida. Su historia, difundida en un reportaje de Jon Krakauer, suscitó una agitada polémica. Para unos, era un intrépido idealista; para otros, un loco y un ingenuo sin el menor conocimiento de la naturaleza. Pero, ¿por qué un joven recién graduado decidió cortar todos los lazos con su familia y perderse en una región inhóspita? Antes de desaparecer, Chris McCandless escribió a un amigo, Wayne Westerberg: "No eches raíces, no te establezcas. Cambia a menudo de lugar, lleva una vida nómada...No necesitas tener a alguien contigo para traer una nueva luz a tu vida. Está ahí afuera, sencillamente". 

Sin duda, una de las historias reales que más me han conmovido a raíz de la excelente película de Sean Penn, Into the wild,  basada en la estupenda crónica periodística de Krakauer, quien a lo largo de 281 páginas hace un extraordinario trabajo compilatorio de testimonios, fragmentos del diario de McCandless, y paralelismos con otros  "locos" que han sentido una fascinación única por la vida nómada en tierras salvajes, incluyendo al propio autor quien es alpinista.

Para muchos detractores McCandless fue un loco bastante estúpido, como muchos, que se fascinó con la naturaleza, sin saber a qué se exponía. Para muchos otros ―incluyéndome― McCandless era un hombre con una sensibilidad especial y una inteligencia por encima de la media, que sólo trataba de ponerse en contacto con la naturaleza en su afán de hallarse así mismo. 

Aquellos que tuvieron la oportunidad de ver la película, comprenderán a qué me refiero cuando digo que el periplo de McCandless es iniciático e inspirador. La actuación de Emilie Hirsch en el papel de McCandless simplemente es notable.

Los que no. No pueden dejar de leer esta apasionante y bien documentada crónica periodística de sus andares, que captura de una manera magistral la manera de pensar de un hombre que no comprendía a su sociedad, y que decidió internarse en "rutas salvajes" para buscar en su corazón la sabiduría que el mundo del consumo y lo efímero no podían darle. Un hombre que se caracterizó por ser muy severo y disciplinado consigo mismo. Fiel defensor de las causas justas. Y que decidió renunciar a toda su vida anterior en busca de un ideal loable y hermoso: el autoconocimiento. 

En otra de sus cartas dirigida a otro de sus entrañables amigo a quien también conoció en su recorrido, el anciano Ronald Franz, se resume a la perfección el pensamiento de McCandless, que a mi modo de ver fue un héroe: "Sé audaz. Son demasiadas las personas que se sienten infelices y que no toman la iniciativa de cambiar su situación porque se las ha condicionado para que acepten una vida basada en la estabilidad, las convenciones y el conformismo. Tal vez parezca que todo eso nos proporciona serenidad, pero en realidad no hay nada más perjudicial para el espíritu aventurero del hombre que la idea de un futuro estable. El núcleo esencial del alma humana es la pasión por la aventura. La dicha de vivir proviene de nuestros encuentros con experiencias nuevas y de ahí que no haya mayor dicha que vivir con unos horizontes que cambian sin cesar, con un sol que es nuevo y distinto cada día. Si quieres obtener más de la vida, Ron, debes renunciar a una existencia segura y monótona. Debes adoptar un estilo de vida donde todo sea provisional y no haya orden, al principio te parecerá enloquecedor. Sin embargo, una vez que te hayas acostumbrado, comprenderás el sentido de una vida semejante y apreciarás su extraordinaria belleza".