Hiperviolenta sociedad= hiperviolenta ficción.


La virgen de los sicarios.
Fernando Vallejo
Punto de lectura.


Apología de la violenta sociedad en la que vivimos, esta cruda novela cuenta los pormenores de una historia de amor homosexual entre un adulto decepcionado de la vida, Fernando, y un joven sicario llamado Alexis. Ambos recorren las calles de un Medellín que se desgaja entre la violencia que genera la cultura del narcotráfico y las canciones estridentes de ballenato, que tratan de cubrir con su escándalo la muerte de una sociedad que se consume a sí misma todos los días, y se renueva con cada nuevo amanecer.

Escrita con un prosa digna de un buen gramático colombiano, como lo es Fernando Vallejo y como lo es el personaje central de esta historia, que lejos de mantenernos alejados e inmunes ante tantas atrocidades como acá se cuentan, nos introduce en la vorágine propia de este incierto inicio de siglo, en donde sólo la violencia y la muerte siguen siendo constantes, dentro del código de la sórdida existencia.

Antes de leer la novela había tenido la oportunidad de ver la película basada en ella (dirigida por Barbet Schroeder). Y la verdad pese a sus carencias técnicas, me pareció una excelente historia. No sólo interesante por lo que cuenta, sino también por muchos de los detalles que resguarda. Hay en el personaje central, Fernando, con una mirada nítida de una sociedad que no va a ninguna parte, porque ya ha recorrido casi todos los senderos.

El lector —al igual que Fernando— es un extranjero en su tierra natal. No hay nada más complejo de asimilar que el hecho de saberse ajeno en lo que otrora fuera nuestro hogar y nuestro refugio. Fernando —de unos 45 años— vuelve después de muchos años de vivir en el extranjero a su natal Medellín con una simple idea en mente: morirse de una buena vez y dejar de andar dando lata y lástima por la vida. Al regresar son los ojos y la particular mirada de este personaje (cargada de pesimismo, desencanto y un corrosivo humor negro) los que nos introduce a un mundo en donde todo es posible, excepto salir inmune ante tanta podredumbre humana. Ante tanta miseria, violencia y contrasentidos, al pobre hombre que es demasiado marica para seguir con vida; pero demasiado inteligente como para terminar por propia mano con su sufrimiento decide que sea uno de esos sicarios que andan asesinando gente a diestra y siniestra en las calles de Medellín, quien le haga el favor. El problema viene cuando se involucra emocionalmente con uno de ellos, Alexis, y comienza a conocer todo un submundo que se rige por códigos completamente distintos a los de su mundo de desencanto.

Aquí la muerte no es lo peor que a uno le puede pasar, para ellos la muerte es una solución tantos problemas que representa estar vivo en un mundo en donde no queda nada en que creer. Lo peor es quedarse para contemplar como todo aquello que le daba antes sentido a nuestras vidas (como la religión) carece ahora de todo sentido. En las sociedades hiperviolentas como la que se describe en esta poderosa novela, sólo aquel que tiene puesta su fe en su velocidad, su puntería y su suerte puede vivir para contar uno de los relatos latinoamericanos posmodernos más interesantes que se han escrito en la última década. Sólo aquel que se encomienda a la virgen de los sicarios puede abrir bien los ojos un día más, sólo para ver ante sí la muerte que se dispersa por las calles de la pútrida existencia.

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