Cumpleaños: la manera más lírica de encerrar al mundo en una habitación.



Cumpleaños
Carlos Fuentes
Aguilar.


Las posibilidades del espejo.

Algunos críticos y escritores - entre ellos el novelista español, Juan Goytisolo- han visto en Cumpleaños (1969), la continuación de la novela fantástica Aura (1962). En esta novela mítica y cerrada (pero a la vez abierta y mágica) Fuentes hace una exploración al interior del tiempo de sus personajes, revelando desde el inicio de la misma su obsesión con él. No de balde al conjunto de toda su obra lo ha llamado del mismo autor La edad del tiempo.

Aura y Cumpleaños aparecen en el ambicioso plano de su obra, compartiendo el apartado llamado EL MAL DEL TIEMPO, donde también están contempladas obras como: Una familia lejana (1980), Constancia y otras novelas para vírgenes (1990), Instinto de Inés (2001) y La hueste inquieta (aún en proceso). Cabe mencionar que desde siempre el autor ha visualizado al conjunto de su obra no sólo como un TODO ORGÁNICO, sino como un mosaico de posibilidades en torno al misterio del tiempo.

Cumpleaños donde la fecha en que el tiempo se hace presente y subraya su irreversible fluir, en un cuarto que es también una casa, una ciudad, un mundo. Allí un viejo con hábito monacal, una mujer y un niño forman una Trinidad demasiado humana en las profundidades de un instante eterno. Pero la eternidad no es la fijeza sino la incesante mutación. El tiempo es el verdadero espacio narrativo de esta novela. Su relato no fue, es ni será, ya que está siendo encarnado en identidades mutables, canjeables --Cristo, un teólogo medieval, un contemporáneo sin rostro...-- porque la continuidad es la resurrección; ser engendrado, nacer, morir, son actos ajenos a nuestra libertad, el intelecto común es inmortalidad y el destino humano es la dispersión caótica -no el bien, la unidad, sino la pluralidad sin fronteras.

Comentarios

Marilui dijo…
¡Aaaaaay güey!
Salvatore dijo…
¡Hay usted cree!
Anónimo dijo…
Que tal el cuento "casa tomada" de Julio Cortázar. Esa misma atmósfera la encontramos en la película "Septiembre" de Wody Allen. Y que mejor cerrar mi comentario con el poema que Octavio Paz le dedicó a Carlos Fuentes, mucho antes de que metiera la cizaña Enrique Krauze, el manzano de la discordia:
"Arriba el agua
abajo el bosque
el viento por los caminos.
Quietud del pozo.
El cubo es negro. El agua firme.
El agua baja hasta los árboles.
El cielo sube hasta los labios".

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