La semana del limón

Esta semana sí que fue rara, muy del tipo de relatos de David Lynch.
Hace justamente una semana, cuando me quedé a dormir en casa de mis padres: durante la hora de la comida, me dio mucho coraje que mi madre me obligara a partir dos limones a como diera lugar. Fue tanta su presión, que al combinarse con una extraña dosis de ira, reventé los dos pobres y bellos limones en el piso. Tanto mi madre, como mi atónito padre no digieron nada, pero yo lejos de sentirme liberado tras esta arranque de ira, me sentía culpable y mal.
Este evento me quedo muy presente en toda la semana, pues hasta la fecha no hallo una explicación coherente y racional que me halla llevado a hacer semenjante cosa.
Bueno, he llamado a esta semana la que va del 14 al 18 de febrero, semana limón, porque de una manera inderecta todas mis actividades -incluso las de compra- han tenido que ver con los limones. Hace rato mi esposa me estaba comentando que era curioso que todos los productos que había comprado a lo largo de la semana tuvieran que ver con eso: nieve de limón; limpiador de pisos de limón; jabón de baño de limón; jabón líquido para lavar trastos. Y así varios productos más.
Ayer, cumplida una semana cabal de que aventé los limones sobre el piso del comedor en casa de mis padres, mientras me hallaba allá recordando eso, pasó algo muy simpático: después de comer (esta vez en perfecta armonía con mi madre), entré a mi cuarto a buscar un papel que me solicitan en mi trabajo. No encontré el documento en cuestión, pero sí una serie de fotografías antiguas que me recordaron mis años de juventud. Lo curioso radica en que al tiempo que mi madre me mencionaba lugares o personas del pasado desde la sala, éstas iban apareciendo en las fotos. Algo muy curioso que sólo puede relacionar con una de mis series televisivas más gustadas: Twin Peaks, en donde la sucesión de eventos de índole fantástica permiten al agente especial del FBI Dale Cooper dar con el verdadero asesiono de Laura Palmer.
Curioso es que mientras estoy ligando estos eventos de la ficción con mi vida cotidiana; en uno de los MP3 que garbé ayer en la casa de mi amigo Kikos Escalonakis, viene precisamente el título musical de la serie. ¿Coincidencia o no? He decido llamar a esta semana de febrero loco: la semana limón. En honor a la novela más reciente del escritor inglés, Julián Barnes: "La mesa del limón".

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Jesús: una historia de iluminación

Trece latas de atún

Piensa diferente, vive diferente