El hablador



El hablador
Mario Vargas Llosa
Alfaguara


Publicada originalmente en 1987, El hablador, forma parte del canon de literatura breve del Premio Nobel de Literatura 2010; y es probablemente uno de los libros más entrañables de cuantos le conozco; que no son pocos.

En la víspera de mi cumpleaños, y de los 400 años de la muerte de Cervantes y Shakespeare, que mejor que la lectura de uno de uno de mis autores favoritos de todos los tiempos, en donde habla de  del pueblo machiguenga, etnia compuesta por desperdigados grupos nómadas que se desplazan por las zonas más remotas y apartadas de la selva peruana; y de las posibilidades de ésta de sobrevivir a la irrupción del la cultura moderna.



A base de la evocación de un narrador que se halla en Florencia, Italia, Vargas Llosa, nos narra de manera impecable, con un prosa prodigiosa y plagada de sonidos y sentidos, la historia de un estudiante de etnología, Saul Zuratas, "Mascarita", compañero del narrador sin nombre, que nos va introduciendo al mundo indígena en tres niveles: la lengua, la estructura y la cosmovisión de este pueblo.


De una manera profunda, sin caer en idealizaciones románticas, Vargas Llosa nos plantea la lucha por la tradición que se niega a ser transculturizada por el mundo occidental contemporáneo. En medio de toda esta lucha, surge una figura fundamental: "El Hablador", que es una suerte de narrador, a través del cual perviven las historias fundacionales que conforman el origen de toda la mitología machiguenga.

La literatura oral como principio y eje rector de todo un pueblo; es quizá la más apasionada defensa de Vargas Llosa de la ficción, "que es mejor y más hermosa que la realidad misma".

Mientras leía esta extraordinaria novela corta, me imaginé un mundo surreal y lleno de rituales de ayahuasca.



Lo recomiendo para todo lector avezado que guste de las estructuras narrativas poco convencionales; escenas sacadas de lo que pareciera ser "estados alterados de la conciencia"; y todos aquellos que aún no tenido la oportunidad de leer nada de Vargas Llosa, quizá sea un buen punto de partida.

¡Qué mejor manera de festejar los 80 años de Vargas Llosa, que leerlo!






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